1 de marzo de 2008

mujeres. Cap 9

En el momento que enciendo el primer cigarro, algo me dice que Claudia no está muy bien. Imagino la espátula raspando su útero, la sangre derramada, la vida exterminada en un instante. Y por alguna perturbadora razón, lo único que viene a mi mente producto de esos pensamientos, eres tú, Ursula.



Las horas pasan y los cigarros se deshacen en humo y nervios que la nicotina no logra calmar. Espero en la plaza mientras veo las nubes teñirse de los fuertes colores del atardecer. Una llamada en mi celular. Contesto. El doctor me avisa que la operación ha terminado y que todo está bien. Le pido hablar con Claudia, pero él me responde que por ahora eso es imposible ya que aún está bajo los efectos de la anestesia. Me dice que puedo ir a recogerla al día siguiente. La idea no me convence y se lo hago saber.

- Preferiría verla ahora mismo.
- Insisto señorita, eso no va a ser posible.
- Voy a ir a verla.

Cuelgo el celular y mientras camino al departamento donde funciona la consulta, decido llamarte y contarte lo sucedido.

- …Y eso es lo que pasa, me puedes venir a buscar amor?
- Voy. Espérame en Bilbao con Pedro de Valdivia. Nos encargaremos juntas de esto.

Veinte minutos después veo al auto negro de Carlos acercarse por Bilbao. Estacionan en un pequeño pasaje cerca de la plaza y al bajarse del auto, logro ver la culata de la pistola asomando desde tu pantalón. Mientras me besas, deslizas una pistola entre mis ropas. Carlos nos acompaña.

- Vamos amor, donde es exactamente?
- Ves esos departamentos de ahí? Esos son.
- Vamos Carlos, mejor nos acompañas esta vez. – Le digo a Carlos.
- Tú guías, yo sigo Fernanda.

Entramos al edificio y golpeamos la puerta del departamento donde dejé a Claudia. Nadie contesta.

- Doctor, salga. Sólo queremos ver a nuestra amiga.
- Claudia!, me escuchas? Soy Ursula!
- Carlos, ayúdame a abrir esta puerta – Le digo mientras tomo impulso para tratar de abrirla al la fuerza.
- Déjame a mí.

Carlos se aleja un poco y, con la pistola cargada y lista, patea la puerta. No cede. Con otra patada en un lugar estratégico la puerta y las bisagras comienzan a ceder. Un tercer golpe en la chapa y la puerta por fin se abre. Hay un extraño olor en el ambiente. Las cortinas están cerradas y la habitación que sirvió como sala de operaciones está en total oscuridad. Un bulto se vislumbra en la oscuridad. Enciendo las luces y ahí está Claudia, desnuda, cubierta solamente por una sábana blanca y con una gran mancha roja saliendo de su entrepierna. Es sangre.

1 comentario:

CHICO FREAK dijo...

esta bn bueno tu blog...
grax por postiar en el mio
ya muy poca gente entiende mi blog.

http://chicofreak.blogspot.com
http://elviejosobreviviente.blogspot.com