En ese momento, mi celular suena. Es Claudia. Me dice que algo ha pasado y que necesita hablar urgente conmigo. Me despido de Carlos y del viejo, el que se identifica como Sanka mientras me abraza. Te beso tiernamente como muchas otras veces y luego te pregunto a que hora llegas. No sabes, me respondes. Pero que me llamarás si algo pasa.
Llego al café donde Claudia me pidió que la encontrara, ahí está ella. Se ve nerviosa. Me siento frente a mi amiga y el camarero me pregunta si deseo algo. Una tasa de té verde y una tartaleta de nuez son suficientes. Claudia no quiere nada. Comienzo a sospechar de qué se trata, tomando en cuenta su comportamiento en la mañana. Pero sólo despues me doy cuenta de lo equivocada que estaba.
- Feña – Dice, con ese diminutivo que usa siempre que necesita ayuda o consejo, mirando su café a medio tomar – Hay algo que necesito desahogar
- Que pasa? Cuentame. Para eso estan las amigas.
- Estoy embarazada.
Después de 3 tazas de te verde y un par de cigarros, por fin puedo procesar lo que Claudia me dice.
- Pero, de Quién?
- De Hernán
- Hernán?! Pero si él está pololeando!
- Si sé, pero, me gustaba, nos curamos un dia y pasó.
- Y él sabe?
- No
- Bueno amiga, no hay mucho que hacer, hay que decirle y…
- Si hay algo que hacer – Me interrumpes.
- Qué?
- Voy a abortar.
Mi celular suena nuevamente. Eres tú, me dices que no llegas hoy, que vas a acompañar a Sanka a finiquitar un negocio y a tomar posesión de la mercancía de nuestro difunto amigo Peter. Te digo que te amo por millonésima vez en el dia y cuando corto, Claudia está llorando.
- Acompañame Feña, por favor. No quiero hacer esto sola.
- Pero dónde vamos a ir? Conoces algún doctor que lo haga?
- Si, una compañera de Universidad una vez se hizo uno. Aunque no es barato.
- Vamos a la casa, allá hablamos bien.
Pagamos la cuenta y paramos al primer taxi que vemos pasar. Llegamos a la casa. Claudia me sigue tímidamente hasta que llegamos a nuestra habitación. Entro y saco el maletín con el dinero de debajo de la cama y mientras nos sentamos te pregunto.
- Ok, cuanto dinero necesitas.
- Pero de donde vas a sacar plata tú?
- Cuanto.
- Un millón de Pesos.
Saco los billetes y los cuento. Cien, doscientos, trescientos, mil, dos mil dólares. Se los entrego a Claudia y le digo que todo va a estar bien. Que es su elección. Ella me abraza y en sollozos me dice:
- Muchas gracias amiga. Te amo
- Para eso estamos Clau, no te preocupes.
- Te amo Feña
- Yo también te amo Claudia.
Claudia levanta su cara de mi hombro y me mira fijamente, cierra sus ojos y comienza a acercar sus labios a los mios.
- Claudia! Que te pasa?
- No sé, no sé que siento. Quizás es esta cosa que llevo dentro de mí. Pero desde que Fuimos a la Blondie y te vi besando a Ursula, empecé a desear ser yo a quien besas.
- Clau. Te parece que hablemos esto después? Por ahora vamos al doctor.
29 de febrero de 2008
28 de febrero de 2008
mujeres. Cap 6
Como siempre, los golpes en la puerta me arrebatan de los brazos de morfeo. Claudia llama desde el otro lado preguntando si estamos presentables. Le respondo que pase. Entre el caos que es nuestra habitación, nuestros cuerpos apenas cubiertos por las sábanas forman una imagen mas que sugerente. Claudia entra en la pieza y al vernos sudadas y desaliñadas no puede evitar sonrojarse. Comienzo a notar alco en ella que no había notado antes de conocerte, amor. Veo que sus ojos no logran apartarse de mis pechos, que su respiración se acelera. Desde tu posición te das cuenta del hecho y decides romper la incómoda situación.
- Ehm.. Claudia, cierto? – Le dices, mirándola.
- Alcánzame mis calzones por favor. Los estás pisando – Claudia se sonroja aún mas mientras yo me pongo a reir
- T….toma. – tímidamente se acerca para pasártelos. Sus ojos siguien clavados en mis pechos.
Te levantas deshinibidamente de la cama y te vistes, lo que para ti significa andar con calzones por todos lados. Empiezas a recoger las cosas mientras te quejas por el estado en que “alguien” dejó la pieza. Me tiras mi ropa para que me vista. Claudia sigue ahí, apoyada en la puerta.
- Que pasa Claudia? Estás como perdida hoy. – Le digo para desviar su vista de mi cuerpo. La verdad no me molesta, pero no quero que se se de cuenta.
- Ah? No, nada. Es que me sorprende un poco verlas así. Disculpa que diga esto Ursula, pero Fernanda, tu eras tan fijada en los hombres, cómo pasó esto?
- No sé. Simplemente pasó – Me miras y sonríes, luego me lanzas un beso, que parece incomodar aún más a Clauda
- Ehm... Bueno, está listo el desayuno por si quieren.
- Gracias!, vamos altiro
Nos vestimos a la rápida y salimos a tomar desayuno. Ya estaban todos sentados. El desayuno transcurrió mejor que la cena de la noche anterior, Diego estaba callado, Hernán y Marcelo hablan entre ellos.
Desayunamos rápido y antes de levantarnos de la mesa, Carlos toca la bocina desde el auto, que ya nos esperaba afuera. Nos despedimos rápidamente y, despues de recoger el maletín en nuestra pieza, Bajamos y tomamos el auto.
El auto de Carlos nos lleva a una casa en el barrio Brasil. Por fuera no es mas que una casa como cualquier otra, pero por dentro todo es distinto. Música reggae invade el lugar. Un olor a marihuana que me marea desde el instante en que cruzo la puerta de entrada. Rastas fumando en todos los rincones. Un viejo de largos cabellos apelmazados se acerca a nosotros, te saluda efusivamenbte, en un torpe español.
- Ursula, me love. Como van las cosas? Supe que Peter tubo un problema gracias a ti
- Nunca me cayó bien – Le dices, sonriendo – Déjame presentarte a mi novia, Fernanda.
- Fernanda! In me Country conofí a una Fernanda.
- Si? Que divertido – dije tímidamente – Y como era?
- No me acuerdo. La maté antes de grabarme su rostro. Pero estoy seguro que no era tan linda como tú.
- Gracias – es lo que atino a decir, algo asustada.
- So, Tell me me baby, donde está la droga?
- Carlos la tiene en el auto.
- Good. Vamos a buscarla.
Salimos del edificio. Carlos está afuera en el auto, escuchando un extra que habla sobre el asesinato de un tal Rossemberg, un empresario alemán. Carlos se baja del auto y abre el maletero.
- Lemme see me stuff – Dice el viejo, con notoria ansiedad.
- Aquí está – Dices, mostrándole la mercancía
- Nice. Acompáñenme para entregarles lo acordado.
- Ehm.. Claudia, cierto? – Le dices, mirándola.
- Alcánzame mis calzones por favor. Los estás pisando – Claudia se sonroja aún mas mientras yo me pongo a reir
- T….toma. – tímidamente se acerca para pasártelos. Sus ojos siguien clavados en mis pechos.
Te levantas deshinibidamente de la cama y te vistes, lo que para ti significa andar con calzones por todos lados. Empiezas a recoger las cosas mientras te quejas por el estado en que “alguien” dejó la pieza. Me tiras mi ropa para que me vista. Claudia sigue ahí, apoyada en la puerta.
- Que pasa Claudia? Estás como perdida hoy. – Le digo para desviar su vista de mi cuerpo. La verdad no me molesta, pero no quero que se se de cuenta.
- Ah? No, nada. Es que me sorprende un poco verlas así. Disculpa que diga esto Ursula, pero Fernanda, tu eras tan fijada en los hombres, cómo pasó esto?
- No sé. Simplemente pasó – Me miras y sonríes, luego me lanzas un beso, que parece incomodar aún más a Clauda
- Ehm... Bueno, está listo el desayuno por si quieren.
- Gracias!, vamos altiro
Nos vestimos a la rápida y salimos a tomar desayuno. Ya estaban todos sentados. El desayuno transcurrió mejor que la cena de la noche anterior, Diego estaba callado, Hernán y Marcelo hablan entre ellos.
Desayunamos rápido y antes de levantarnos de la mesa, Carlos toca la bocina desde el auto, que ya nos esperaba afuera. Nos despedimos rápidamente y, despues de recoger el maletín en nuestra pieza, Bajamos y tomamos el auto.
El auto de Carlos nos lleva a una casa en el barrio Brasil. Por fuera no es mas que una casa como cualquier otra, pero por dentro todo es distinto. Música reggae invade el lugar. Un olor a marihuana que me marea desde el instante en que cruzo la puerta de entrada. Rastas fumando en todos los rincones. Un viejo de largos cabellos apelmazados se acerca a nosotros, te saluda efusivamenbte, en un torpe español.
- Ursula, me love. Como van las cosas? Supe que Peter tubo un problema gracias a ti
- Nunca me cayó bien – Le dices, sonriendo – Déjame presentarte a mi novia, Fernanda.
- Fernanda! In me Country conofí a una Fernanda.
- Si? Que divertido – dije tímidamente – Y como era?
- No me acuerdo. La maté antes de grabarme su rostro. Pero estoy seguro que no era tan linda como tú.
- Gracias – es lo que atino a decir, algo asustada.
- So, Tell me me baby, donde está la droga?
- Carlos la tiene en el auto.
- Good. Vamos a buscarla.
Salimos del edificio. Carlos está afuera en el auto, escuchando un extra que habla sobre el asesinato de un tal Rossemberg, un empresario alemán. Carlos se baja del auto y abre el maletero.
- Lemme see me stuff – Dice el viejo, con notoria ansiedad.
- Aquí está – Dices, mostrándole la mercancía
- Nice. Acompáñenme para entregarles lo acordado.
mujeres. Cap.5
El mismo auto negro que me recogió en la Blondie nos lleva a hora a tu departamento. Claudio, el chofer, se disculpa conmigo argumentando que en este negocio hay que tomar precauciones, uno nunca sabe cuando puedes encontrarte con un policía encubierto.
- Y donde vamos amor? – Me dices mientras nos vamos a tu departamento.
- No sé, ahí vemos. Cuanto dinero hay?
- Lo suficiente
- Lo suficiente para que?
- Para lo que queramos! –dijiste antes de estallar en una carcajada.
Pasamos el tiempo de viaje conversando sobre nuestros posibles destinos turísticos. Aunque en mi interior ya se formaba una idea algo macabra. Llegamos a República, nos bajamos del auto y nos encaminamos hacia el edificio donde vives. Todo está tranquilo. Nada parece presagiar lo que estamos a punto de encontrar.
Llegamos al sexto piso. Salimos del ascensor. Introduces la llave en la cerradura y al abrir…
El departamento parecía haber sido asaltado. Todo estaba fuera de lugar. La loza de la cocina yacía rota en el piso. La televisión encendida, cubierta por el mantel de la mesa. En tu habitacíon los cajones de los muebles abiertos y con su contenido volcado sobre la cama. Alguien buscaba algo, pero no lo encontró. Provablemente Peter mandó a registrar tu departamento pensando que la cocaína estaba aquí. O peor, César habló y ahora te bustan a ti también. Por el momento no lo sabemos. Lo más prudente es irnos a mi casa, nadie nos hará preguntas ahí. Llamas a Carlos que aún esperaba con el auto encendido en caso de emergencias. Nos subimos en él y nos vamos a mi casa.
Ya es casi de noche cuando llegamos. Mis amigos estaban viendo televisión, otros en la cocina conversando y Claudia, fumando un cigarro en la puerta. Ella es la primera que nos ve llegar. Se levanta, corre habia mí mientras me bajo del auto. Yo solo sonrío al verla tan efusiva, tan distinta a como es ella usualmente. Llega a mi lado, me abraza.
- Pensamos que te había pasado algo, cuando despertamos ya no estabas – Ya había olvidado cuanto tiempo llevaba afuera. – Y ella? – Dice Claudia con mala cara cuando te ve. Aún no entiendo la razón de tanta antipatía.
- Viene a quedarse conmigo. Es mi pareja y creo que está en todo el derecho de vivir aquí. Tanto como yo.
- Claro. Y nosotros que somos tus amigos no importamos cierto? Nosotros que hemos vivido juntos por casi tres años damos lo mismo.
Claudia se da vuelta y entra en la casa, pegando un portaso. No supe más de ella hasta despues de la cena. No salió de su pieza. Sólo se la oía llorar.
Mientras cenábamos, mis amigos decidieron romper el hielo y tratar de integrarte un poco más al grupo.
- Así que vas a vivir con nosotros, Ursula? – Te pregunta Hernán, mientras te increpa con el tenedor.
- Si, pero solo por un tiempo. Apenas reunamos el dinero para irnos solas, nos iremos de aquí.
- Pero tú no tenías un departamento en República? – Marcelo también entra en la discusión
- Si, pero sólo estaba arrendando y, como persdí mi trabajo. Fernanda me ofreció venir a vivir con ustedes, espero que no les molesdte, de verdad.
- Osea que ustedes ya son definitivamente pareja? – arremete diego, en lo que parece mas un interrogatorio que una conversación de sobremesa.
Decido romper la tensión del momento levantandome de la mesa y excusandome con los presentes, te pido que me acompañes. Nos vamos juntos a mi habitación, la que será nuestra habitación hasta que las cosas se calmen. El maletín queda en el piso. Nuestras ropas también. Me besas suavemente mientras mis manos recorren todos los pliegues de tu cuerpo. Poco a poco la noche y la lujuria nos van devorando hasta que ya no somos nosotras mismas.
- Y donde vamos amor? – Me dices mientras nos vamos a tu departamento.
- No sé, ahí vemos. Cuanto dinero hay?
- Lo suficiente
- Lo suficiente para que?
- Para lo que queramos! –dijiste antes de estallar en una carcajada.
Pasamos el tiempo de viaje conversando sobre nuestros posibles destinos turísticos. Aunque en mi interior ya se formaba una idea algo macabra. Llegamos a República, nos bajamos del auto y nos encaminamos hacia el edificio donde vives. Todo está tranquilo. Nada parece presagiar lo que estamos a punto de encontrar.
Llegamos al sexto piso. Salimos del ascensor. Introduces la llave en la cerradura y al abrir…
El departamento parecía haber sido asaltado. Todo estaba fuera de lugar. La loza de la cocina yacía rota en el piso. La televisión encendida, cubierta por el mantel de la mesa. En tu habitacíon los cajones de los muebles abiertos y con su contenido volcado sobre la cama. Alguien buscaba algo, pero no lo encontró. Provablemente Peter mandó a registrar tu departamento pensando que la cocaína estaba aquí. O peor, César habló y ahora te bustan a ti también. Por el momento no lo sabemos. Lo más prudente es irnos a mi casa, nadie nos hará preguntas ahí. Llamas a Carlos que aún esperaba con el auto encendido en caso de emergencias. Nos subimos en él y nos vamos a mi casa.
Ya es casi de noche cuando llegamos. Mis amigos estaban viendo televisión, otros en la cocina conversando y Claudia, fumando un cigarro en la puerta. Ella es la primera que nos ve llegar. Se levanta, corre habia mí mientras me bajo del auto. Yo solo sonrío al verla tan efusiva, tan distinta a como es ella usualmente. Llega a mi lado, me abraza.
- Pensamos que te había pasado algo, cuando despertamos ya no estabas – Ya había olvidado cuanto tiempo llevaba afuera. – Y ella? – Dice Claudia con mala cara cuando te ve. Aún no entiendo la razón de tanta antipatía.
- Viene a quedarse conmigo. Es mi pareja y creo que está en todo el derecho de vivir aquí. Tanto como yo.
- Claro. Y nosotros que somos tus amigos no importamos cierto? Nosotros que hemos vivido juntos por casi tres años damos lo mismo.
Claudia se da vuelta y entra en la casa, pegando un portaso. No supe más de ella hasta despues de la cena. No salió de su pieza. Sólo se la oía llorar.
Mientras cenábamos, mis amigos decidieron romper el hielo y tratar de integrarte un poco más al grupo.
- Así que vas a vivir con nosotros, Ursula? – Te pregunta Hernán, mientras te increpa con el tenedor.
- Si, pero solo por un tiempo. Apenas reunamos el dinero para irnos solas, nos iremos de aquí.
- Pero tú no tenías un departamento en República? – Marcelo también entra en la discusión
- Si, pero sólo estaba arrendando y, como persdí mi trabajo. Fernanda me ofreció venir a vivir con ustedes, espero que no les molesdte, de verdad.
- Osea que ustedes ya son definitivamente pareja? – arremete diego, en lo que parece mas un interrogatorio que una conversación de sobremesa.
Decido romper la tensión del momento levantandome de la mesa y excusandome con los presentes, te pido que me acompañes. Nos vamos juntos a mi habitación, la que será nuestra habitación hasta que las cosas se calmen. El maletín queda en el piso. Nuestras ropas también. Me besas suavemente mientras mis manos recorren todos los pliegues de tu cuerpo. Poco a poco la noche y la lujuria nos van devorando hasta que ya no somos nosotras mismas.
27 de febrero de 2008
mujeres. Cap.4
Llegamos a un galpón en algún lugar del sur de Santiago. El conductor me baja a punta de pistola y me pides que mantenga la calma, como si fuera fácil hacerlo con un revólver apuntando a mi cabeza. Una vez estamos lejos del auto, el conductor se sube en él nuevamente y se va del lugar. Me pides que camine tranquilamente hacia la entrada del galpón. El sol ya se asoma entre las montañas cuando al atravezar la puerta, tres hombres armados nos apuntan con ametralladoras. Una voz grave desde el fondo del galpón me hace temblar por dentro. Tenía un fuerte acento inglés
- Tanto te cuesta seguir unas simples instrucciones Ursula?
- Y terminar como el chico? No gracias
- Por tu culpa Cesar está preso, Ursula, POR TU CULPA!!!!!
- Bueno y que quieres que haga? Era él o todos nosotros
Hasta el momento no logro entender nada, y te lo hago saber. Me dices que mantenga silencio y que todo va a estar bien. Que confíe en ti.
- Y?, La tienes? – Dice el mientras sale de las sombras. Era un hombre rubio, alrededor de 30 años, piel clara y facciones delicadas. Su belleza contrastaba con su fuerte voz.
- Que crees Peter? Aquí está. – Le entregas el paquete con droga. El hombre la examina. Saca una especie de termómetro del bolsillo de su traje y lo sumerge en la cocaína.
- Esta no es mi mercancía!!! – grita furioso mientras arroja el paquete al suelo - Donde está mi mercancía!!!
Un golpe en la nuca es lo último que recuerdo antes de perder el conocimiento.
Estoy amarrada, sentada en una silla, tu estás al lado. Los mismos tipos del galpón están frente a nosotros. El semblante de Peter se ve oscuro, pese a recibir la luz del sol de lleno a travez de la única ventana de la habitación. El hedor es insoportable.
- Voy a preguntarlo amablemente por última vez. Donde está mi mercancía?
- La botaste en el galpón, no te acuerdas?
- Ursula?! – La situación ya esta fuera de control para mí y, para variar, no tengo idea de lo que está pasando
- Y tú quien eres? – Todos los pelos de mi cuerpo se erizan al descubrir que se dirigía a mí.
- Yo? Yo…. La verdad es que no debería estar aquí, es una equivocación.
- Déjame preguntártelo a ti también, Dónde está mi mercancía?
- No sé de que habla! No tengo idea que mercancía.
- Déjala tranquila. Ella no sabe nada – Por fin sales en mi defensa. Peter se acerca a ti nuevamente y toma tu cabeza entre sus manos
- Osea que tú SI sabes algo, no Ursula?
- Sólo sé que ustedes están todos muertos, gringos de mierda.
Es increíble como unas pocas palabras pueden desatar el infierno. En un abrir y cerrar de ojos, la sala se llena de balas. Todos nuestros captores yacen ahora en el piso, muertos. Ursula, de alguna manera te liberas de tus ataduras. Mientras me liberas, un hombre moreno y con largas trensas rastas te entrega un arma. Me la entregas y me besas suavemente, como pidiéndome perdón. Me miras con esos ojos de niña que tienes y te pones a hablar con los recién llegados en un idioma que despues de algo de esfuerzo identifico como inglés jamaicano.
Ya todo está tranquilo. Sin darme cuenta me metí en una “mexicana”. Mientras los jamaicanos revisan el lugar, me llevas hasta una pequeña oficina. Descuelgas un cuadro de Warhol que había en la pared maldiciendo el pésimo gusto de los gringos maricones. Detrás del cuadro había una caja fuerte. Escribes el código en el panel y ésta se abre. Sacas de ella un maletín y me lo entregas.
- Con esto pagamos nuestras vacaciones amor. – Me dices son los ojos brillantes de emoción
- Que vacaciones?
- Las que nos vamos a tomar ahora amor. Bienvenida al mundo del narcotráfico.
La verdad es que después de lo que había vivido, un poco de dinero no me parece nada de mal.
- Tanto te cuesta seguir unas simples instrucciones Ursula?
- Y terminar como el chico? No gracias
- Por tu culpa Cesar está preso, Ursula, POR TU CULPA!!!!!
- Bueno y que quieres que haga? Era él o todos nosotros
Hasta el momento no logro entender nada, y te lo hago saber. Me dices que mantenga silencio y que todo va a estar bien. Que confíe en ti.
- Y?, La tienes? – Dice el mientras sale de las sombras. Era un hombre rubio, alrededor de 30 años, piel clara y facciones delicadas. Su belleza contrastaba con su fuerte voz.
- Que crees Peter? Aquí está. – Le entregas el paquete con droga. El hombre la examina. Saca una especie de termómetro del bolsillo de su traje y lo sumerge en la cocaína.
- Esta no es mi mercancía!!! – grita furioso mientras arroja el paquete al suelo - Donde está mi mercancía!!!
Un golpe en la nuca es lo último que recuerdo antes de perder el conocimiento.
Estoy amarrada, sentada en una silla, tu estás al lado. Los mismos tipos del galpón están frente a nosotros. El semblante de Peter se ve oscuro, pese a recibir la luz del sol de lleno a travez de la única ventana de la habitación. El hedor es insoportable.
- Voy a preguntarlo amablemente por última vez. Donde está mi mercancía?
- La botaste en el galpón, no te acuerdas?
- Ursula?! – La situación ya esta fuera de control para mí y, para variar, no tengo idea de lo que está pasando
- Y tú quien eres? – Todos los pelos de mi cuerpo se erizan al descubrir que se dirigía a mí.
- Yo? Yo…. La verdad es que no debería estar aquí, es una equivocación.
- Déjame preguntártelo a ti también, Dónde está mi mercancía?
- No sé de que habla! No tengo idea que mercancía.
- Déjala tranquila. Ella no sabe nada – Por fin sales en mi defensa. Peter se acerca a ti nuevamente y toma tu cabeza entre sus manos
- Osea que tú SI sabes algo, no Ursula?
- Sólo sé que ustedes están todos muertos, gringos de mierda.
Es increíble como unas pocas palabras pueden desatar el infierno. En un abrir y cerrar de ojos, la sala se llena de balas. Todos nuestros captores yacen ahora en el piso, muertos. Ursula, de alguna manera te liberas de tus ataduras. Mientras me liberas, un hombre moreno y con largas trensas rastas te entrega un arma. Me la entregas y me besas suavemente, como pidiéndome perdón. Me miras con esos ojos de niña que tienes y te pones a hablar con los recién llegados en un idioma que despues de algo de esfuerzo identifico como inglés jamaicano.
Ya todo está tranquilo. Sin darme cuenta me metí en una “mexicana”. Mientras los jamaicanos revisan el lugar, me llevas hasta una pequeña oficina. Descuelgas un cuadro de Warhol que había en la pared maldiciendo el pésimo gusto de los gringos maricones. Detrás del cuadro había una caja fuerte. Escribes el código en el panel y ésta se abre. Sacas de ella un maletín y me lo entregas.
- Con esto pagamos nuestras vacaciones amor. – Me dices son los ojos brillantes de emoción
- Que vacaciones?
- Las que nos vamos a tomar ahora amor. Bienvenida al mundo del narcotráfico.
La verdad es que después de lo que había vivido, un poco de dinero no me parece nada de mal.
mujeres. Cap.3
El hambre me despierta a mitad de la noche. Voy a la cocina y lo único que queda es un trozo de pizza fria en el refrigerador. La caliento en el microondas y, mientras espero, mi celular comienza a sonar. Eres tú. Contesto con esa mezcla de ansiedad y nerviosismo típica del enamoramiento. Oigo tu dulce voz. Me pregunas como estoy, si estaba durmiendo, lo típico. Después de una larga conversación me das a conocer el verdadero origen de tu llamada.
- Tengo algo que decirte.
- Que pasa Ursula?
- Te acuerdas que mencioné a un tal Chico ayer cuando ví las noticias?
- Si, que pasa con él?
- Bueno, él era mi novio…. Antes… Antes de darme cuenta que era lesbiana. Terminé con él cuando supe que estaba metido en el tráfico de drogas y, pues ahora lo pillaron y me involucró a mi también.
- Que?! Pero cómo?
- Ese paquete que te entregué ayer, un kilo de cocaína pura.
- Y a ti no se te ocurre nada mejor que pasarmelo a mí?
- Eres todo lo que tengo mi amor, no puedo confiar en nadie más.
- Mejor llamo a los pacos
- No!, por favor, no lo hagas. Mira, trae el paquete donde te lo pedí. Por favor.
- Y si me pillan?
- No va a pasar, confía en mí.
- Más te vale.
Cuelgo el teléfono y me dirijo a mi pieza, saco la cocaína de su escondite debajo de mi cama y la guardo en mi mochila, se siente extraño. Llevar tanta droga junta me hace sentir poderosa, podría ganar mucho dinero vendiéndola. Pero no, no puedo traicionarte así. Vuelve a sonar mi teléfono. Me pides que nos juntemos donde nos conocimos en un par de horas. Ahí estaré.
La galería de la Blondie, 4:30 de la mañana. Dijiste que estarías aquí a las 4, aún no llegas. Un auto se detiene frente a mi, dos personas se bajan, se identifican como detectives. Cagué, pienso para mi misma. Me empiezan a hacer preguntas, describen a una mujer, eres tú. Miento al decir que no conozco a nadie con esa descripción, pero la droga en mi espalda y los nervios de encontrarme en esa situación me obligan a hacerlo. Los detectives se acercan a mí. Uno de ellos me toma por la muñeca y me dice que tengo que acompañarlos.
Ya me imaginaba la cara de mi familia, de mis amigos cuando vieran las noticias. Fernanda Olivares es detenida con un kilogramo de clorhidrato de cocaína. Es sentenciada a 20 años en prisión. Instintivamente miro hacia otrolado y es entonces cuando veo el mismo auto en el que te fuiste ayer. Avanzando por la vereda en dirección a nosotros. Los detectives tabién lo ven y comienzan a dispararle, sin la presición y velocidad necesarias. Son embestidos por el auto, éste se detiene. La puerta del copiloto se abre y desde el interior escucho una voz masculina que dice.
- Entra.
- Vamos mi amor, todo está bien – Reconozco tu voz desde el asiento trasero.
- No, mejor me voy a mi casa
- ENTRA! – Insiste la voz masculina, el cañon de un revólver brilla en la sombra del auto.
- Fernanda, hazle caso!
Me siento donde me indicaron y antes de que pueda cerrar la puerta ya estamos acelerando para irnos de ahí. La pistola sigue apuntandome.
- Lo trajiste? – Me interroga el conductor.
- Que cosa?
- No te hagay la weona. SI o NO?
- Si, si lo traje.
- Pásaselo a la Ursula.
Te entrego el paquete tal como me lo encargaste y me resigno a lo que el destino quiera para mí.
- Tengo algo que decirte.
- Que pasa Ursula?
- Te acuerdas que mencioné a un tal Chico ayer cuando ví las noticias?
- Si, que pasa con él?
- Bueno, él era mi novio…. Antes… Antes de darme cuenta que era lesbiana. Terminé con él cuando supe que estaba metido en el tráfico de drogas y, pues ahora lo pillaron y me involucró a mi también.
- Que?! Pero cómo?
- Ese paquete que te entregué ayer, un kilo de cocaína pura.
- Y a ti no se te ocurre nada mejor que pasarmelo a mí?
- Eres todo lo que tengo mi amor, no puedo confiar en nadie más.
- Mejor llamo a los pacos
- No!, por favor, no lo hagas. Mira, trae el paquete donde te lo pedí. Por favor.
- Y si me pillan?
- No va a pasar, confía en mí.
- Más te vale.
Cuelgo el teléfono y me dirijo a mi pieza, saco la cocaína de su escondite debajo de mi cama y la guardo en mi mochila, se siente extraño. Llevar tanta droga junta me hace sentir poderosa, podría ganar mucho dinero vendiéndola. Pero no, no puedo traicionarte así. Vuelve a sonar mi teléfono. Me pides que nos juntemos donde nos conocimos en un par de horas. Ahí estaré.
La galería de la Blondie, 4:30 de la mañana. Dijiste que estarías aquí a las 4, aún no llegas. Un auto se detiene frente a mi, dos personas se bajan, se identifican como detectives. Cagué, pienso para mi misma. Me empiezan a hacer preguntas, describen a una mujer, eres tú. Miento al decir que no conozco a nadie con esa descripción, pero la droga en mi espalda y los nervios de encontrarme en esa situación me obligan a hacerlo. Los detectives se acercan a mí. Uno de ellos me toma por la muñeca y me dice que tengo que acompañarlos.
Ya me imaginaba la cara de mi familia, de mis amigos cuando vieran las noticias. Fernanda Olivares es detenida con un kilogramo de clorhidrato de cocaína. Es sentenciada a 20 años en prisión. Instintivamente miro hacia otrolado y es entonces cuando veo el mismo auto en el que te fuiste ayer. Avanzando por la vereda en dirección a nosotros. Los detectives tabién lo ven y comienzan a dispararle, sin la presición y velocidad necesarias. Son embestidos por el auto, éste se detiene. La puerta del copiloto se abre y desde el interior escucho una voz masculina que dice.
- Entra.
- Vamos mi amor, todo está bien – Reconozco tu voz desde el asiento trasero.
- No, mejor me voy a mi casa
- ENTRA! – Insiste la voz masculina, el cañon de un revólver brilla en la sombra del auto.
- Fernanda, hazle caso!
Me siento donde me indicaron y antes de que pueda cerrar la puerta ya estamos acelerando para irnos de ahí. La pistola sigue apuntandome.
- Lo trajiste? – Me interroga el conductor.
- Que cosa?
- No te hagay la weona. SI o NO?
- Si, si lo traje.
- Pásaselo a la Ursula.
Te entrego el paquete tal como me lo encargaste y me resigno a lo que el destino quiera para mí.
26 de febrero de 2008
mujeres. Cap.2
Tu departamento. Un espacio que por unas horas se transformó en el cielo para nosotras dos. Nos besamos, nos unimos. La luz del amanecer se cuela tímidamente entre las cortinas y tu hermoso cuerpo desnudo destaca silueteado entre la semipenumbra de tu habitación. El aroma a sexo aún no desaparece del lugar y me impulsa a tocarte, tú aún en sueños. Lentamente despiertas y me sonríes pícaramente…
Ya es mediodía. Te levantas, te pones una bata y mientras yo me doy una ducha, preparas el desayuno. El aroma a café fresco llena todo el departamento. Salgo de la ducha y, despues de secarme, me visto solamente con mi ropa interior y una polera que me acabas de prestar. Me siento sexy. Te veo sentada frente a la mesa, tomando café con leche y una tostada. Me invitas a sentarme junto a ti, tomamos desayuno juntas, como muchas veces lo haríamos despues. Mi celular suena. Son mis amigos, aún preocupados por mí despues de la escena de anoche. Les conesto de mala gana mientras tú enciendes el televisor. Las noticias del mediodía hablan del decomiso de un enorme cargamento de cocaína en el puerto de Valparaíso. Hay tres personas detenidas. Tu eterna sonrisa se desvanece cuando escuchas los nombres de los detenidos.
- Conchetumadre, pillaron al Chico!!!!
- A quién? – Pregunto, sin entender lo que pasa.
- Me tengo que ir, y será mejor que tú también lo hagas. Mira, juntémonos en la Blondie en una semana más. Te voy a estar esperando en la entrada, donde nos conocimos.
- Pero, que pasó?!
- Nada, mejor andate luego, después te explico.
Nos vestimos rápido y en silencio. Me dejaste un poco de dinero para irme a casa y te despediste con un beso. Si hubiera sabido entonces todos los problemas que vendrían, hubiera pensado dos veces antes de dejarte salir del departamento. Termino de vestirme y salgo con destino a mi casa.
Llego a mi casa, mis amigos estában esperándome. Enojados, y no es para menos. No había respondido el celular desde que me fui y los pobres no tenían la más minima idea de onde estaba. Despues de soportar los retos de todos ellos, me voy a mi habitación para descansar de la agitada noche que tubimos, mi amada Ursula. Me recuesto en mi cama y lentamente comienzo a caer dormida.
Ahí estás tú, corriendo como una niña, sin más abrigo que un largo vestido blanco. Las flores del campo en el que corres acarician tus hermosas piernas. La brisa juguetea con tu pelo mientras nuestros ojos se cruzan. Yo sonrío, sentada donde estoy, mirándo cómo te diviertes.
Fuertes golpes en la puerta me alejan del hermoso sueño que tenía. Hernán me llama desesperadamente desde el pasillo, avisándome que tenía visitas. Aún media dormida salgo al comedor y te veo ahí, Con el pelo suelto y unos lentes oscuros cubirendo tus hermosos ojos, estás como acelerada. Me entregas una maleta. Me haces prometer que no la abriré. Besas mis labios fugazmente y sales de la casa. Afuera, un auto espera con el motor encendido. Yo me quedo desconcertada. Mis amigos aún más. Por primera vez siento un hormigueo recorriendo mi espalda, hormigueo que despues de un tiempo lograré entender significa problemas. Apreto el paquete contra mi pecho y me encierro nuevamente en mi habitación.
Puedo oír el auto partir y alejarse calle abajo. Te extraño, me doy cuenta que no puedo estar sin ti, que de alguna extraña manera haz hecho que me enamore. Empiezo a llorar. Algo me dice que no será la última vez que te vea, pero que todo será muy diferente desde ahora.
Lloro toda la tarde hasta que el hambre y el cansancio pudieron más. Salgo a la cocina, mis amigos no están, como todo lo que puedo y vuelvo a mi cuarto. Me recuesto en la cama y caigo profundamente dormida.
Ya es mediodía. Te levantas, te pones una bata y mientras yo me doy una ducha, preparas el desayuno. El aroma a café fresco llena todo el departamento. Salgo de la ducha y, despues de secarme, me visto solamente con mi ropa interior y una polera que me acabas de prestar. Me siento sexy. Te veo sentada frente a la mesa, tomando café con leche y una tostada. Me invitas a sentarme junto a ti, tomamos desayuno juntas, como muchas veces lo haríamos despues. Mi celular suena. Son mis amigos, aún preocupados por mí despues de la escena de anoche. Les conesto de mala gana mientras tú enciendes el televisor. Las noticias del mediodía hablan del decomiso de un enorme cargamento de cocaína en el puerto de Valparaíso. Hay tres personas detenidas. Tu eterna sonrisa se desvanece cuando escuchas los nombres de los detenidos.
- Conchetumadre, pillaron al Chico!!!!
- A quién? – Pregunto, sin entender lo que pasa.
- Me tengo que ir, y será mejor que tú también lo hagas. Mira, juntémonos en la Blondie en una semana más. Te voy a estar esperando en la entrada, donde nos conocimos.
- Pero, que pasó?!
- Nada, mejor andate luego, después te explico.
Nos vestimos rápido y en silencio. Me dejaste un poco de dinero para irme a casa y te despediste con un beso. Si hubiera sabido entonces todos los problemas que vendrían, hubiera pensado dos veces antes de dejarte salir del departamento. Termino de vestirme y salgo con destino a mi casa.
Llego a mi casa, mis amigos estában esperándome. Enojados, y no es para menos. No había respondido el celular desde que me fui y los pobres no tenían la más minima idea de onde estaba. Despues de soportar los retos de todos ellos, me voy a mi habitación para descansar de la agitada noche que tubimos, mi amada Ursula. Me recuesto en mi cama y lentamente comienzo a caer dormida.
Ahí estás tú, corriendo como una niña, sin más abrigo que un largo vestido blanco. Las flores del campo en el que corres acarician tus hermosas piernas. La brisa juguetea con tu pelo mientras nuestros ojos se cruzan. Yo sonrío, sentada donde estoy, mirándo cómo te diviertes.
Fuertes golpes en la puerta me alejan del hermoso sueño que tenía. Hernán me llama desesperadamente desde el pasillo, avisándome que tenía visitas. Aún media dormida salgo al comedor y te veo ahí, Con el pelo suelto y unos lentes oscuros cubirendo tus hermosos ojos, estás como acelerada. Me entregas una maleta. Me haces prometer que no la abriré. Besas mis labios fugazmente y sales de la casa. Afuera, un auto espera con el motor encendido. Yo me quedo desconcertada. Mis amigos aún más. Por primera vez siento un hormigueo recorriendo mi espalda, hormigueo que despues de un tiempo lograré entender significa problemas. Apreto el paquete contra mi pecho y me encierro nuevamente en mi habitación.
Puedo oír el auto partir y alejarse calle abajo. Te extraño, me doy cuenta que no puedo estar sin ti, que de alguna extraña manera haz hecho que me enamore. Empiezo a llorar. Algo me dice que no será la última vez que te vea, pero que todo será muy diferente desde ahora.
Lloro toda la tarde hasta que el hambre y el cansancio pudieron más. Salgo a la cocina, mis amigos no están, como todo lo que puedo y vuelvo a mi cuarto. Me recuesto en la cama y caigo profundamente dormida.
25 de febrero de 2008
mujeres. Cap.1
Jamás creí que las cosas terminarían así, en el desierto de Atacama, sentada sobre una roca junto a tu cuerpo sin vida. Escribiendo en esta vieja libreta antes de apuntar hacia mi la pistola que acabó con tu vida, y en parte también con la mia. Ursula, mí amada Ursula. Me gustaría que estuvieras conmigo, que me ayudaras a escribir el último capítulo de nuestra historia. Que corrigieras mis errores infantiles y me acariciaras el pelo, o lo unieras en una trenza, o simplemente me contemplaras en silencio como hiciste cuando nos conocimos, hace ya tanto tiempo…
La Blondie, un viernes cualquiera. Mis amigos me obligaron a venir, dicen que no es bueno que una mujer como yo se quede un fin de semana sola en su departamento. Camino por entre la multitud que baila absorta en la pegajosa música de mediados de los ochenta. Una pareja de lesbianas se besa sobre el cubo. Un amigo me toma del brazo y me obliga a bailar, siento que me ahogo y se lo hago saber moviendo mi mano sobre mi rostro. Salgo de la disco, camino hacia Alameda y me siento en la entrada de la galería a respirar un poco de aire fresco. Ahí estás tú. Me miras, llevas un cigarro a tu boca y aspiras el humo sin dejar de mirarme. No hay palabras, no hay ruidos, el tiempo parece haberse congelado en esa esquina de la congestionada capital. Algo logra romper el velo angelical que parecía haber caído sobre nosotras y escucho por primera vez el tono dulce y conciliador de tu voz.
- Ursula
- Cómo? – Digo sin lograr procesar lo que me dices.
- Ursula, me llamo Ursula. Y tú?
- Fernanda.
- Mucho gusto Fernanda – Dices mientras estiras tu mano hacia mi.
Estrecho tu mano y comenzamos a conversar. Poco a poco vamos entrando en una mayor confianza. Siento que algo extraño ocurre entre nosotras. Te acercas cada vez más a mi, ya casi puedo sentir tu aliento rozando mi mejilla mientras yo, extrañamente atraída, me siento transportada a otro lugar, donde solo existimos tú y yo. No puedo evitarlo. Poco a poco vamos acercando nuestras caras hasta que nuestros labios se juntan por primera vez. Unos murmullos a lo lejos me hacen volver a la realidad. Son mis amigos, que, sorprendidos al verme besando a otra mujer, salían de la disco.
Me levanto de la acera donde estábamos sentadas y sin saber que hacer me quedo mirando como tonta mientras tú te paras, me tomas tiernamente del brazo y con un tono de voz parecido al de una niña pequeña dices:
- Hola!!!, quienes son ellos mi amor? – Esas últimas palabras me dejaron algo descolocada, pero prefiero seguirte el juego.
- Eeeeeeeh… Mis amigos, Hernán, Diego, Claudia y Marcelo.
- Hola amigos de mi amor – Dice ella.
- Te desapareciste toda la noche Fernanda – Me reprocha Diego
- Qué?! No, si recién salí.
- Pero si hace mas de 3 horas que no te vemos!, mira la hora, ya son las 4:30
Miro mi reloj y me doy cuenta que tiene razón, el tiempo pasó increíblemente rápido y lo que parecieron ser un par de minutos se transformaron en horas. Miro tu rostro y veo en tu cara esa mezcla de inocencia y culpalilidad que tan conocida se me haría en los siguientes meses. Vuelvo a besarte, mientras mis amigos miran con caras sorprendidas. Te tomo de la mano y te miro.
- Vamos mi amor – me dices.
- Dónde? – Te pregunto con voz de niña.
- A mi departamento
- Bueno mi amor.
- Chao amigos de mi amor!! – Le dices a mis amigos.
- …chao… – Es lo que responden ellos, sin creer lo que ven.
Caminamos hacia República en la semipenumbra del Santiago nocturno.
La Blondie, un viernes cualquiera. Mis amigos me obligaron a venir, dicen que no es bueno que una mujer como yo se quede un fin de semana sola en su departamento. Camino por entre la multitud que baila absorta en la pegajosa música de mediados de los ochenta. Una pareja de lesbianas se besa sobre el cubo. Un amigo me toma del brazo y me obliga a bailar, siento que me ahogo y se lo hago saber moviendo mi mano sobre mi rostro. Salgo de la disco, camino hacia Alameda y me siento en la entrada de la galería a respirar un poco de aire fresco. Ahí estás tú. Me miras, llevas un cigarro a tu boca y aspiras el humo sin dejar de mirarme. No hay palabras, no hay ruidos, el tiempo parece haberse congelado en esa esquina de la congestionada capital. Algo logra romper el velo angelical que parecía haber caído sobre nosotras y escucho por primera vez el tono dulce y conciliador de tu voz.
- Ursula
- Cómo? – Digo sin lograr procesar lo que me dices.
- Ursula, me llamo Ursula. Y tú?
- Fernanda.
- Mucho gusto Fernanda – Dices mientras estiras tu mano hacia mi.
Estrecho tu mano y comenzamos a conversar. Poco a poco vamos entrando en una mayor confianza. Siento que algo extraño ocurre entre nosotras. Te acercas cada vez más a mi, ya casi puedo sentir tu aliento rozando mi mejilla mientras yo, extrañamente atraída, me siento transportada a otro lugar, donde solo existimos tú y yo. No puedo evitarlo. Poco a poco vamos acercando nuestras caras hasta que nuestros labios se juntan por primera vez. Unos murmullos a lo lejos me hacen volver a la realidad. Son mis amigos, que, sorprendidos al verme besando a otra mujer, salían de la disco.
Me levanto de la acera donde estábamos sentadas y sin saber que hacer me quedo mirando como tonta mientras tú te paras, me tomas tiernamente del brazo y con un tono de voz parecido al de una niña pequeña dices:
- Hola!!!, quienes son ellos mi amor? – Esas últimas palabras me dejaron algo descolocada, pero prefiero seguirte el juego.
- Eeeeeeeh… Mis amigos, Hernán, Diego, Claudia y Marcelo.
- Hola amigos de mi amor – Dice ella.
- Te desapareciste toda la noche Fernanda – Me reprocha Diego
- Qué?! No, si recién salí.
- Pero si hace mas de 3 horas que no te vemos!, mira la hora, ya son las 4:30
Miro mi reloj y me doy cuenta que tiene razón, el tiempo pasó increíblemente rápido y lo que parecieron ser un par de minutos se transformaron en horas. Miro tu rostro y veo en tu cara esa mezcla de inocencia y culpalilidad que tan conocida se me haría en los siguientes meses. Vuelvo a besarte, mientras mis amigos miran con caras sorprendidas. Te tomo de la mano y te miro.
- Vamos mi amor – me dices.
- Dónde? – Te pregunto con voz de niña.
- A mi departamento
- Bueno mi amor.
- Chao amigos de mi amor!! – Le dices a mis amigos.
- …chao… – Es lo que responden ellos, sin creer lo que ven.
Caminamos hacia República en la semipenumbra del Santiago nocturno.
21 de febrero de 2008
sólo dos años
- ¿Cuánto falta?
- Dos años- me dices sonriente, aún sin mirarme
- Ah...
- Lo primero que tenemos que comprar es una cafetera- me dices con énfasis mientras me apretujas entre tus brazos.
- Mmm si. ¿Pero que no habíamos dicho un colchón?
- Entonces una cafetera y un colchón- te sonríes aún más y me abrazas más fuerte
- ¿Amor?
- ¿Si?
- Te amo
- Tú sabes que también te amo
Y ahí nos quedamos pegados mirando, frente al único departamento en venta de Lastarria, esperando que alguna anciana octogenaria nos herede sus recuerdos para comenzar los nuestros.
- Dos años- me dices sonriente, aún sin mirarme
- Ah...
- Lo primero que tenemos que comprar es una cafetera- me dices con énfasis mientras me apretujas entre tus brazos.
- Mmm si. ¿Pero que no habíamos dicho un colchón?
- Entonces una cafetera y un colchón- te sonríes aún más y me abrazas más fuerte
- ¿Amor?
- ¿Si?
- Te amo
- Tú sabes que también te amo
Y ahí nos quedamos pegados mirando, frente al único departamento en venta de Lastarria, esperando que alguna anciana octogenaria nos herede sus recuerdos para comenzar los nuestros.
20 de febrero de 2008
weon
Buenas noches damas y caballeros. Saben que?, estaba anoche en mi casa, con una mano dentro de una bolsa llena de papeles con sustantivos escritos pensando de que cresta hablar hoy, cuando saco uno de esos papelitos, lo abro y veo una palabra de 4 letras. WEON. Y pensé, “nah, todo el mundo sabe lo que es un weon, de donde vienen y como se reproducen”, pero lo que NO saben, es que significa la palabra en sí.
Buenas noches damas y caballeros. Saben que?, estaba anoche en mi casa, con una mano dentro de una bolsa llena de papeles con sustantivos escritos pensando de que cresta hablar hoy, cuando saco uno de esos papelitos, lo abro y veo una palabra de 4 letras. WEON. Y pensé, “nah, todo el mundo sabe lo que es un weon, de donde vienen y como se reproducen”, pero lo que NO saben, es que significa la palabra en sí.
Y es que es increíble, weon está en el diccionario!!, o sea que está bien usarla, porque si una palabra está en el diccionario, no puede ser una mala palabra. Pero, que significa la palabra huevón?. Según el diccionario de la RAE, significa amigo. Esto convierte automáticamente a Chile en el país mas amistoso del mundo. (con 15 millones de amigos)
Ahora, si weon significa amigo, y tienes alguien que es muy amigo tuyo, entonces ese amigo muy amigo, es un aweonao.
Y es que Chile es un país de huevones. Si, en serio. Alguna vez han gritado “huevón” en un mall? Todos miran.
Chile es un país de huevones.
PERO!!!! Hay distintos tipos de weones.
Si, porque el weon varía según la posición geográfica absoluta referencial del locutor. Como ese weon que es tan flojo que no dice la palabra completa, termina las fraces con “…n”. y te saluda “Hola..n” “sipo..n”, etc.
Ahora, no es lo mismo decir weon aquí que en La Dehesa. En la mayor parte de Chile se dice “wn!”, “weon” o en su defecto, “wam”. Pero en otros lados no, en lugares mas pudientes se dice “huevoncito”. Lo que no significa que la gente pudiente sea menos weona que el resto, sólo otro sipo de weon.
Y es que de verdad, yo tengo problemas con la palabrita esta, porque verán, yo tenía problemas atencionales cuando chico y hasta los 12 años!!!! Creía que ese era mi nombre. Y para mas remate creía que mi apellido era “Tonto”.
Pero lo que SI me gusta de la palabra “weon” es su versatilidad. Es la única palabra que puede ser Pronombre, Sustantivo y adjetivo EN LA MISMA ORACION!!
Ah no me creen? Vay caminando en la calle con un amigo, un tipo frente a ti se tropieza. Cual es el comentario? “Puta el wn wn wn!!”
Gracias Totales, Buenas noches
Buenas noches damas y caballeros. Saben que?, estaba anoche en mi casa, con una mano dentro de una bolsa llena de papeles con sustantivos escritos pensando de que cresta hablar hoy, cuando saco uno de esos papelitos, lo abro y veo una palabra de 4 letras. WEON. Y pensé, “nah, todo el mundo sabe lo que es un weon, de donde vienen y como se reproducen”, pero lo que NO saben, es que significa la palabra en sí.
Y es que es increíble, weon está en el diccionario!!, o sea que está bien usarla, porque si una palabra está en el diccionario, no puede ser una mala palabra. Pero, que significa la palabra huevón?. Según el diccionario de la RAE, significa amigo. Esto convierte automáticamente a Chile en el país mas amistoso del mundo. (con 15 millones de amigos)
Ahora, si weon significa amigo, y tienes alguien que es muy amigo tuyo, entonces ese amigo muy amigo, es un aweonao.
Y es que Chile es un país de huevones. Si, en serio. Alguna vez han gritado “huevón” en un mall? Todos miran.
Chile es un país de huevones.
PERO!!!! Hay distintos tipos de weones.
Si, porque el weon varía según la posición geográfica absoluta referencial del locutor. Como ese weon que es tan flojo que no dice la palabra completa, termina las fraces con “…n”. y te saluda “Hola..n” “sipo..n”, etc.
Ahora, no es lo mismo decir weon aquí que en La Dehesa. En la mayor parte de Chile se dice “wn!”, “weon” o en su defecto, “wam”. Pero en otros lados no, en lugares mas pudientes se dice “huevoncito”. Lo que no significa que la gente pudiente sea menos weona que el resto, sólo otro sipo de weon.
Y es que de verdad, yo tengo problemas con la palabrita esta, porque verán, yo tenía problemas atencionales cuando chico y hasta los 12 años!!!! Creía que ese era mi nombre. Y para mas remate creía que mi apellido era “Tonto”.
Pero lo que SI me gusta de la palabra “weon” es su versatilidad. Es la única palabra que puede ser Pronombre, Sustantivo y adjetivo EN LA MISMA ORACION!!
Ah no me creen? Vay caminando en la calle con un amigo, un tipo frente a ti se tropieza. Cual es el comentario? “Puta el wn wn wn!!”
Gracias Totales, Buenas noches
ñoño mode on
Bien, mucho hay que hablar sobre los freaks. Difícil es en sí definirlos, los hay de muchos tipos, razas, tamaños y colores. Lo mas probable es que si estas leyendo esto, eres uno de nosotros. Si, yo también soy un freak. Y esta es mi historia.
Desperté cansado, como todos los días. Como pude estiré el brazo y apagué la alarma. Arriba de mi cama está el pendón cpn la imagen de Rinoa, ella, tan perfecta, tan intangible. Una sola idea pasó por mi mente y se posó en mi boca.
- Tengo que lavar ese pendón.
Debo decir que no soy el freak que la mayoría cree, o sea, no encajo en el estereotipo. No soy gordo ni feo, no uso lentes ni tengo cara de nerd, y mi vida social es bastante activa. En fin, me estoy saliendo de la historia.
Ese día era especial. Era sábado, mas específicamente, fin de mes. Día de compras. Llegué a la tienda, saludé al Carlos de la misma manera de siempre.
- Live long, and prosper! – le dije mientras estrechaba su mano de forma habitual, haciendo nuestro saludo.
- En Taro Adun, me respondió él.
El Carlos es el dueño de la tienda. Lo conocía hace algo mas de 3 años, cuando me entregó los premios que gané en un Cosplay. Pero ese es otro cuento. Desde entonces nos hicimos buenos amigos, a pesar de los debates filosóficos sobre la sexualidad del Sr. Spok. (Carlos es un Trekkie de la vieja escuela y suele atender el local vestido como tripulante del Enterprise. Con Fazer y todo).
- Y, Me tení lo que te pedí?
- Reservados como siempre, aquí están. El último N º de I’s y el Especial de Lobo.
- Ok. Me parece, aquí está la plata. – Estiré la mano con las 10 lucas de rigor.
Carlos recibe el dinero, abre la caja y me pasa luca.
- Ahí tení el vuelto. Vay a ir onde la Megumi a la noche?
- La pregunta sobra weon. Como no voy a ir al carrete de mi polola?
Comienzo a tararear la marcha imperial mientras camino hacia la calle. Al llegar afuera escucho desde el mesón:
- No cantí esa Weaaa!!!!!!
En realidad no me gustaba mucho esa canción, pero no podía evitar cantarla cada vez que iba a la tienda, solo para ver enojado al Carlos.
Miré mi reloj, eran las 10:35. Tenía dos comics nuevos que leer y dos horas y media que esperar a que empezara el ciclo.
Tomé la micro. Si, es mas fácil y económico ir caminando, despues de todo, solo son 12 cuadras, pero prefería ahorrar tiempo cuando se trataba de verla. Nos conocíamos hace ya cuatro años y llevábamos casi dos de pololeo. Que dónde nos conocimos?, en uno de los primeros ciclos a los que fui. Su verdadereo nombre es Isidora, pero todo el mundo la conoce como Megumi.
Me bajé de la micro en República y me puse a caminas las dos cuadras que faltaban hasta el edifício donde vivía. Tomé el ascensor hasta el sexto piso y toqué el timbre del departamento 607. La puerta se abre, una mano abre la puerta y la otra me toma la chaqueta y me tira hacia adentro. Comenzamos a besarnos apasionadamente. Hasta el punto en que ya no eran besos sino verdaderos mordiscos, cada vez más fuertes. Siempre comenzábamos de la misma manera, siempre los sábados, porque era entonces cuando ella estaba completamente sola en su departamento.
Me empujó hasta el sillón y mientras subía el volumen de la radio se movía sensualmente al ritmo de Ayumi Hamasaki. Comenzó a desabotonar su blusa mientras bailaba y me miraba con expresión deseosa. Gran parte de su ropa yacía en el suelo cuando un sonido familiar mató la magia del momento.
- Puta, teléfono culiao. Aló? – Dijo mientras presionaba el botón del altavoz.
- Megumi!! Hola!, soy la Claudia. Llamaba para decirte que el ciclo empieza a las 12 hoydia.
- Oka!! Gracias, altiro salimos pallá.
- Con quien tay?
- Con quien más, con mi pololo pu, si es sábado.
- Ya, mandale saludos a ese weon tonces.
No puedo evitar hacer la misma pregunta que hago siempre en estas situaciones. Alzo un poco la voz y digo:
- Claudia!! Y cuando armamos un trio? – Se escuchan risas desde el altavoz y luego la misma respuesta de siempre.
- Cuando la Megumi quiera pu. Es mas fome esta caura.
- Ya, chau, nos vemos en un rato!
- Chao!
La Isi colgó el teléfono y comenzó a vestirse mientras me miraba con una expresión de molestia infantil.
- Acaso no te basta conmigo? – Dijo mientras recogía su sostén.
- Obvio que si mi amor. Lo que pasa es que quiero a dos como tú y la Claudia es prácticamente tu clon.
- Hahahahaha, tienes razón, somos igual de locas – Es lo que pude decifrar entre carcajadas.
Cuando terminó de vestirse comenzamos a caminar hacia el ciclo. Si bien quedaba relativamente lejos de donde estábamos, aún teníamos tiempo y una suave llovizna caía sobre Santiago, haciendo la caminata aún más agradable.
Llegamos al ciclo y ahí estaban todos mis amigos. Claudio había cerrado la tienda temprano. El Luis, mas conocido como Déagol, fanático de la Tierra Media y sus derivados, había leído toda la saga antes de salir de 8º año básico, incluyendo los cuentos inconclusos y literatura anexa. También estaba Obi Weon Kanalla, ser alguna vez conocido como Alejandro, incondicional de StarWars, para variar peleando con Carlos sobre que saga era la mejor. Miguel y Esteban filosofando sobre las fallas cronológicas de los universos Marvel y DC. Además de ellos, Megumi, fanática de anime. Me costó un buen tiempo convenverla de que no era bueno correr detrás de cualquier cosa hecha de peluche que tenga pinta de mono chino. Y yo, Una mezcolanza de todos mis amigos. Claudia venía saliendo del baño.
- Hola niño!!! – Dice antes de besar mis labios – Hola manis!! – Repite antes de besar a Megumi de la misma forma.
- Tienen su entrada?
- Nopo! Si recién venimos llegando.
- Ya, anda a comprar entonces, que está por empezar
Compré las entradas y nos formamos en la fila que ya estaba avanzando. Entramos, nos sentamos, Megumi a mi derecha y Claudia a mi izquierda. Empieza la función.
Desperté cansado, como todos los días. Como pude estiré el brazo y apagué la alarma. Arriba de mi cama está el pendón cpn la imagen de Rinoa, ella, tan perfecta, tan intangible. Una sola idea pasó por mi mente y se posó en mi boca.
- Tengo que lavar ese pendón.
Debo decir que no soy el freak que la mayoría cree, o sea, no encajo en el estereotipo. No soy gordo ni feo, no uso lentes ni tengo cara de nerd, y mi vida social es bastante activa. En fin, me estoy saliendo de la historia.
Ese día era especial. Era sábado, mas específicamente, fin de mes. Día de compras. Llegué a la tienda, saludé al Carlos de la misma manera de siempre.
- Live long, and prosper! – le dije mientras estrechaba su mano de forma habitual, haciendo nuestro saludo.
- En Taro Adun, me respondió él.
El Carlos es el dueño de la tienda. Lo conocía hace algo mas de 3 años, cuando me entregó los premios que gané en un Cosplay. Pero ese es otro cuento. Desde entonces nos hicimos buenos amigos, a pesar de los debates filosóficos sobre la sexualidad del Sr. Spok. (Carlos es un Trekkie de la vieja escuela y suele atender el local vestido como tripulante del Enterprise. Con Fazer y todo).
- Y, Me tení lo que te pedí?
- Reservados como siempre, aquí están. El último N º de I’s y el Especial de Lobo.
- Ok. Me parece, aquí está la plata. – Estiré la mano con las 10 lucas de rigor.
Carlos recibe el dinero, abre la caja y me pasa luca.
- Ahí tení el vuelto. Vay a ir onde la Megumi a la noche?
- La pregunta sobra weon. Como no voy a ir al carrete de mi polola?
Comienzo a tararear la marcha imperial mientras camino hacia la calle. Al llegar afuera escucho desde el mesón:
- No cantí esa Weaaa!!!!!!
En realidad no me gustaba mucho esa canción, pero no podía evitar cantarla cada vez que iba a la tienda, solo para ver enojado al Carlos.
Miré mi reloj, eran las 10:35. Tenía dos comics nuevos que leer y dos horas y media que esperar a que empezara el ciclo.
Tomé la micro. Si, es mas fácil y económico ir caminando, despues de todo, solo son 12 cuadras, pero prefería ahorrar tiempo cuando se trataba de verla. Nos conocíamos hace ya cuatro años y llevábamos casi dos de pololeo. Que dónde nos conocimos?, en uno de los primeros ciclos a los que fui. Su verdadereo nombre es Isidora, pero todo el mundo la conoce como Megumi.
Me bajé de la micro en República y me puse a caminas las dos cuadras que faltaban hasta el edifício donde vivía. Tomé el ascensor hasta el sexto piso y toqué el timbre del departamento 607. La puerta se abre, una mano abre la puerta y la otra me toma la chaqueta y me tira hacia adentro. Comenzamos a besarnos apasionadamente. Hasta el punto en que ya no eran besos sino verdaderos mordiscos, cada vez más fuertes. Siempre comenzábamos de la misma manera, siempre los sábados, porque era entonces cuando ella estaba completamente sola en su departamento.
Me empujó hasta el sillón y mientras subía el volumen de la radio se movía sensualmente al ritmo de Ayumi Hamasaki. Comenzó a desabotonar su blusa mientras bailaba y me miraba con expresión deseosa. Gran parte de su ropa yacía en el suelo cuando un sonido familiar mató la magia del momento.
- Puta, teléfono culiao. Aló? – Dijo mientras presionaba el botón del altavoz.
- Megumi!! Hola!, soy la Claudia. Llamaba para decirte que el ciclo empieza a las 12 hoydia.
- Oka!! Gracias, altiro salimos pallá.
- Con quien tay?
- Con quien más, con mi pololo pu, si es sábado.
- Ya, mandale saludos a ese weon tonces.
No puedo evitar hacer la misma pregunta que hago siempre en estas situaciones. Alzo un poco la voz y digo:
- Claudia!! Y cuando armamos un trio? – Se escuchan risas desde el altavoz y luego la misma respuesta de siempre.
- Cuando la Megumi quiera pu. Es mas fome esta caura.
- Ya, chau, nos vemos en un rato!
- Chao!
La Isi colgó el teléfono y comenzó a vestirse mientras me miraba con una expresión de molestia infantil.
- Acaso no te basta conmigo? – Dijo mientras recogía su sostén.
- Obvio que si mi amor. Lo que pasa es que quiero a dos como tú y la Claudia es prácticamente tu clon.
- Hahahahaha, tienes razón, somos igual de locas – Es lo que pude decifrar entre carcajadas.
Cuando terminó de vestirse comenzamos a caminar hacia el ciclo. Si bien quedaba relativamente lejos de donde estábamos, aún teníamos tiempo y una suave llovizna caía sobre Santiago, haciendo la caminata aún más agradable.
Llegamos al ciclo y ahí estaban todos mis amigos. Claudio había cerrado la tienda temprano. El Luis, mas conocido como Déagol, fanático de la Tierra Media y sus derivados, había leído toda la saga antes de salir de 8º año básico, incluyendo los cuentos inconclusos y literatura anexa. También estaba Obi Weon Kanalla, ser alguna vez conocido como Alejandro, incondicional de StarWars, para variar peleando con Carlos sobre que saga era la mejor. Miguel y Esteban filosofando sobre las fallas cronológicas de los universos Marvel y DC. Además de ellos, Megumi, fanática de anime. Me costó un buen tiempo convenverla de que no era bueno correr detrás de cualquier cosa hecha de peluche que tenga pinta de mono chino. Y yo, Una mezcolanza de todos mis amigos. Claudia venía saliendo del baño.
- Hola niño!!! – Dice antes de besar mis labios – Hola manis!! – Repite antes de besar a Megumi de la misma forma.
- Tienen su entrada?
- Nopo! Si recién venimos llegando.
- Ya, anda a comprar entonces, que está por empezar
Compré las entradas y nos formamos en la fila que ya estaba avanzando. Entramos, nos sentamos, Megumi a mi derecha y Claudia a mi izquierda. Empieza la función.
sushi & sex

El sol de la mañana se colaba por entre las cortinas amenazando con despertar a Javier. Pero ya era muy tarde para Beatriz, su esbelta figura se tendía cuan larga era sobre la cama, con la cabeza enterrada en la almohada tratando de recobrar el recién perdido sueño. Javier dormía placidamente, como siempre. El disco de la noche anterior seguía sonando en el reproductor como negándose a terminar con una noche para todos satisfactoria.
…tic…tac…tic…tac... Las manecillas del reloj sonaban ruidosamente durante las horas de insomnio. Alfredo sabía que Beatriz estaba con Javier, se lo había dicho antes de irse, como siempre que peleaban. Odiaba que su mujer (ex-mujer, tenía que acostumbrarse a eso) lo utilizara de esa manera, pero no podía evitarlo. Siempre había sido ella quien llevaba las riendas de la relación, y él siempre había dicho que sí a todo. Incluso cuando le dijo que había conocido a otro y que se iría de casa el fin de semana, Alfredo no había hecho más que agachar la cabeza y aceptar. Eso es lo que Beatriz odiaba tanto de él. Una y otra vez lo había humillado y él era incapaz de responder. Una y otra vez se había dicho a si mismo que las cosas cambiarían, que se atrevería a responder los insultos de Beatriz y a encarar a Javier por haber destruido su matrimonio, pero seguía en la cama, sin hacer el as mínimo esfuerzo por salir del estado decadente en el que se encontraba.
- Me voy a trabajar, deja cerrado cuando te vayas.
- Bueno amor, cuídate.
Para Beatriz, Javier había significado un cambio radical en su vida. Ya no era ella la dominante. Ya no había alguien que se dedicara a complacer cada uno de sus caprichos. Beatriz ya no tenía el control, y eso la excitaba.
Javier sabía como tratarla, sabía jugar con ella hasta que la excitación y el deseo eran casi irresistibles. Sabía como desencadenar en ella orgasmos que bordeaban peligrosamente el límite de la locura, no como Alberto, Alberto y sus problemas sexuales. Al principio creyó que podrían vivir con ello, pero su cuerpo pedía más que la monotonía a la que estaba condenada con su marido. Al sexo programado con agenda, a los ritmos controlados por reloj. No podía recordar la última vez (si es que alguna vez hubo una) que tubo una noche plenamente satisfactoria junto a su marido y, como dicen las canciones, no se puede vivir solo de amor.
Alberto se mantenía sumergido en su trabajo y comenzaba a llegar tarde. Necesitaban dinero si querían surgir y su jefe le había prometido un ascenso si lograba ciertas metas, decía.
Fue por entonces que Beatriz comenzó a frecuentar bares y restoranes. Quizá por despecho, por sentirse acompañada. Era solo cuestión de tiempo antes que Javier (cualquiera pudo haber servido lo mismo, asumió mas tarde) apareciera en su vida y la transformara.
19 de febrero de 2008
superman
mrpuck quiere ser un superman.
Superman - Goldfinger
So here I am
doing everything I can
holding on to what I am
pretending I'm a superman
I'm trying to keep
the ground on my feet
it seems the world's
falling down around me
the nights are all long
I'm singing this song
to try and make the answers
more than maybe
and I'm so confused
about what to do
sometimes I want
to throw it all away
so here I am
looking older all the time
growing older all the time
feeling younger in my mind
I'm trying to sleep
I lost count of the sheep
my mind is racing faster
every minute
what could I do more
yeah I'm really not sure
I know I'm running circles
but I can't quit
and I'm so confused
about what to do
sometimes I want to
throw it all away
controlling everything in site
I'm feeling weak
I don't feel right
you're telling me
I have to change
telling me to act my age
but if all that I can do
is just sit and watch time go
then I'll have to say good bye
life's too short to watch it fly
watch it fly
estación
Llego a la estación 10 minutos antes de lo acordado (quizás la única costumbre decente heredada de mi familia). No hay apuro. Enciendo un cigarro mientras me siento en las escaleras de salida del Metro. Con la tranquilidad que me da ver toda la estación. Así te veré en cuanto llegues.
Las fotografías en blanco y negro que cuelgan en la estación contrastan con el colorido abanico multirracial que cruza el espacio frente a mí. Alemanes, Norteamericanos, orientales, incluso uno que otro musulmán abarrotan la estación a estas horas de la tarde.
Varios son los que esperan, como yo, que una persona acuda a ellas y los saque de la apatía de la espera. A quien esperan? Que harán cuando se encuentren? Un café quizás, una película, un paseo por el parque? O simplemente una habitación barata en uno de los moteles del barrio.
A la hora en que se supone llegarías me levanto de mi improvisado puesto de vigilancia. Comienzo a caminar por la estación oyendo el TAC-TAC de mis zapatos sobre el piso de cerámica. En un acto casi inconsciente saco otro cigarro de la caja donde sus compañeros esperan y lo prendo. Siento mis pulmones llenarse de humo y la corriente de endorfinas liberándose en mi sistema. Una parte de mi nerviosismo desaparece. Dos niños pelean mientras su obesa madre desciende trabajosamente las escaleras, sudando como un cerdo. El tren llega a la estación con su sonido característico. “Ahí viene”, digo para mis adentros, aún con el dejo de esperanza típico del que sabe espera en vano.
Camino a través de la estacion, pasando frente a los torniquetes de pago y esas puertas de doble salida, vuelvo a pasar por las escaleras y en el último peldaño veo dos pies. “Es ella!”. El pensamiento recorre mi mente. Los pies dan paso a unas piernas largas y esbeltas y luego a una corta falda celeste. “No es ella. Ella no usa eso”. En efecto, no era ella.
Ya lleva 30 minutos de retraso. Mejor la llamo (como siempre desde un teléfono público). La grabadora contesta y se encarga de hacerme perder los 200 pesos invertidos. “Malditos celulares”.
Sigo esperando y escucho por los altoparlantes el inicio del horario rebajado. Con las pocas esperanzas que tenía casi desvanecidas veo a la gente pasar. Algunos de los que esperaban conmigo se han ido, ya sea por el aburrimiento o el encuentro con quien esperaban. Dos personas corren efusivamente hacia el centro de la estación, al encontrarse se unen en un apasionado beso. Una pareja..
Una mujer recorre la estación. Lleva jeans gastados y una chaqueta militar sobre un poleron tipo canguro blanco, también lleva esos audífonos gigantes. “JA”. Se parece a ella.
Otro tren llega a la estación. Miro hacia el andén y veo rostros distraídos. “Sardinas”. Es lo que cruza mi mente cuando veo una turba de gente salir de los vagones. Una hora de retraso. Es obvio que no va a llegar. Busco en mi bolsillo por más cigarros sólo para darme cuenta que no hay ninguno. Saco la caja y, despues de apretarla en mi puño, la tiro a la basura. Arreglo el cuello de mi abrigo y subo las escaleras. Al llegar a la superficie, el viento me golpea frio como solo él sabe hacerlo a estas alturas de Marzo. Miro por última vez la entrada a la estación antes de caminar hacia no se donde. “Quizá era en otra estación”.
Las fotografías en blanco y negro que cuelgan en la estación contrastan con el colorido abanico multirracial que cruza el espacio frente a mí. Alemanes, Norteamericanos, orientales, incluso uno que otro musulmán abarrotan la estación a estas horas de la tarde.
Varios son los que esperan, como yo, que una persona acuda a ellas y los saque de la apatía de la espera. A quien esperan? Que harán cuando se encuentren? Un café quizás, una película, un paseo por el parque? O simplemente una habitación barata en uno de los moteles del barrio.
A la hora en que se supone llegarías me levanto de mi improvisado puesto de vigilancia. Comienzo a caminar por la estación oyendo el TAC-TAC de mis zapatos sobre el piso de cerámica. En un acto casi inconsciente saco otro cigarro de la caja donde sus compañeros esperan y lo prendo. Siento mis pulmones llenarse de humo y la corriente de endorfinas liberándose en mi sistema. Una parte de mi nerviosismo desaparece. Dos niños pelean mientras su obesa madre desciende trabajosamente las escaleras, sudando como un cerdo. El tren llega a la estación con su sonido característico. “Ahí viene”, digo para mis adentros, aún con el dejo de esperanza típico del que sabe espera en vano.
Camino a través de la estacion, pasando frente a los torniquetes de pago y esas puertas de doble salida, vuelvo a pasar por las escaleras y en el último peldaño veo dos pies. “Es ella!”. El pensamiento recorre mi mente. Los pies dan paso a unas piernas largas y esbeltas y luego a una corta falda celeste. “No es ella. Ella no usa eso”. En efecto, no era ella.
Ya lleva 30 minutos de retraso. Mejor la llamo (como siempre desde un teléfono público). La grabadora contesta y se encarga de hacerme perder los 200 pesos invertidos. “Malditos celulares”.
Sigo esperando y escucho por los altoparlantes el inicio del horario rebajado. Con las pocas esperanzas que tenía casi desvanecidas veo a la gente pasar. Algunos de los que esperaban conmigo se han ido, ya sea por el aburrimiento o el encuentro con quien esperaban. Dos personas corren efusivamente hacia el centro de la estación, al encontrarse se unen en un apasionado beso. Una pareja..
Una mujer recorre la estación. Lleva jeans gastados y una chaqueta militar sobre un poleron tipo canguro blanco, también lleva esos audífonos gigantes. “JA”. Se parece a ella.
Otro tren llega a la estación. Miro hacia el andén y veo rostros distraídos. “Sardinas”. Es lo que cruza mi mente cuando veo una turba de gente salir de los vagones. Una hora de retraso. Es obvio que no va a llegar. Busco en mi bolsillo por más cigarros sólo para darme cuenta que no hay ninguno. Saco la caja y, despues de apretarla en mi puño, la tiro a la basura. Arreglo el cuello de mi abrigo y subo las escaleras. Al llegar a la superficie, el viento me golpea frio como solo él sabe hacerlo a estas alturas de Marzo. Miro por última vez la entrada a la estación antes de caminar hacia no se donde. “Quizá era en otra estación”.
mi perro
Chicos, tengo un problema. Nunca pensé que sería el tipo de persona que hablaría de su perro. El tema es que hace poco me regalaron un perro, e hice un par de observaciones bastante interesantes.
Lo primero que te dicen cuando te regalan un perro, una mascota, o lo que sea, es cosas del tipo “una mascota te va a cambiar la vida” o “me encanta mi mascota” y asdf.
Déjenme decirles algo, no. No cambio mi vida. La hizo mas incómoda, eso pasó. Pero, en serio, no es que no me guste, pero no es como lo esperaba. El nivel de entrega mio y del perro no está correctamente balanceado, en serio. Y lo que pasa es lo siguiente.
Todo lo que hago, 24 horas al dia, es salvarle la vida a ese perro, es todo lo que hago.
Paseándolo en la calle, con su correa y es como no, no, eso es vidrio. No, es caca humana, no lo comas. No, eso es un condon, no te lo comas. No, cuidado, ese es un auto, te va a atropellar. Eso es un cable suelto, te va a electrocutar. Es todo lo que hago, y no hay retorno, en serio.
El único retorno que tengo es lo que dice la gente cuando llegan a la casa “oh, me ama! me encanta cuando llego a casa, y el perro me escucha y llega corriendo al lado mio y me lame”
No, eso no es amor, es Comida, el ama a la comida.
El perro es una animal una bestia, y te hace gracias por que tu lo cuidas y eres la fuente de comida que necesita. No juegan con las plantas, no juegan con la tele, no juegan con otra gente. Juegan contigo por que tú lo alimentas.
Eso es todo lo que eres para ellos, cuando llegas es como “oh, voy a comer de nuevo, voy a comer otra vez, Si!”, “pense que nunca mas iba a comer pero voy a comer de nuevo, por lo menos una vez. Ahora puedo volver a lo que hago siempre que es dormir o destruir tu propiedad”.
No, pero en serio, la única vez que ese perro me da algo de satisfacción es, enserio, y no quiero sonar cruel, es cuando se cae.
No se han fijado?, le tiras la pelota, y la pelota da un rebote extraño y el perro no se alcanza a detener y choca con la pared. Y me rio del perro. Pero no me estoy riendo CON el perro, ese es mi punto. El perro no va a decir “viste?, me saque la chucha!”.
Y si eso es lo que vas a hacer mejor tener una persona retardada en la casa. Una persona retardada y domesticada. Alguien a quien alimentas y quizás se caiga y te de risa.
Pero eso es todo, esa es mi relación con mi perro, y es una paja constante. Y será así durante los próximos 12 años, 10, si tengo suerte. Si tengo suerte 10.
Gracias totales, Buenas noches
Lo primero que te dicen cuando te regalan un perro, una mascota, o lo que sea, es cosas del tipo “una mascota te va a cambiar la vida” o “me encanta mi mascota” y asdf.
Déjenme decirles algo, no. No cambio mi vida. La hizo mas incómoda, eso pasó. Pero, en serio, no es que no me guste, pero no es como lo esperaba. El nivel de entrega mio y del perro no está correctamente balanceado, en serio. Y lo que pasa es lo siguiente.
Todo lo que hago, 24 horas al dia, es salvarle la vida a ese perro, es todo lo que hago.
Paseándolo en la calle, con su correa y es como no, no, eso es vidrio. No, es caca humana, no lo comas. No, eso es un condon, no te lo comas. No, cuidado, ese es un auto, te va a atropellar. Eso es un cable suelto, te va a electrocutar. Es todo lo que hago, y no hay retorno, en serio.
El único retorno que tengo es lo que dice la gente cuando llegan a la casa “oh, me ama! me encanta cuando llego a casa, y el perro me escucha y llega corriendo al lado mio y me lame”
No, eso no es amor, es Comida, el ama a la comida.
El perro es una animal una bestia, y te hace gracias por que tu lo cuidas y eres la fuente de comida que necesita. No juegan con las plantas, no juegan con la tele, no juegan con otra gente. Juegan contigo por que tú lo alimentas.
Eso es todo lo que eres para ellos, cuando llegas es como “oh, voy a comer de nuevo, voy a comer otra vez, Si!”, “pense que nunca mas iba a comer pero voy a comer de nuevo, por lo menos una vez. Ahora puedo volver a lo que hago siempre que es dormir o destruir tu propiedad”.
No, pero en serio, la única vez que ese perro me da algo de satisfacción es, enserio, y no quiero sonar cruel, es cuando se cae.
No se han fijado?, le tiras la pelota, y la pelota da un rebote extraño y el perro no se alcanza a detener y choca con la pared. Y me rio del perro. Pero no me estoy riendo CON el perro, ese es mi punto. El perro no va a decir “viste?, me saque la chucha!”.
Y si eso es lo que vas a hacer mejor tener una persona retardada en la casa. Una persona retardada y domesticada. Alguien a quien alimentas y quizás se caiga y te de risa.
Pero eso es todo, esa es mi relación con mi perro, y es una paja constante. Y será así durante los próximos 12 años, 10, si tengo suerte. Si tengo suerte 10.
Gracias totales, Buenas noches
mrpuck y el cine
Buenas noches de nuevo, un placer para ustedes el tenerme aquí. Hoy Quero comentarles algo que me pasó el otro día cuando fui al cine.
Iba entrando al cine con una amiga. En realidad no era mi amiga, era una conocida a la que le tenía ganas y bueno, salimos juntos.
Dejenme empezar de nuevo.
Iba entrando al cine con una conocida, pensando en que película ver, cuando no pude evitar escuchar a un tipo, parado frente al stand de comida del cine, acosando al pobre adolescente trabajador que lo único que quiere es juntar dinero para su Nintendo Wii.
En fin, este tipo decía algo así: “Hola, si. Quiero tres paquetes de dulces, una bandeja de nachos, dos chocolates grandes, y un paquete de cabritas grande, ese es el mas grande que tienes? Si?, No tienes un barril o algo? No? Ya, dame dos entonces. Si, eso sería todo. Ah! Y una coca Light.”
Bueno, ese no es el tema. La cosa es que compré mi entrada, me senté en la butaca correspondiente y el tipo que se sentó en la butaca delante de nosotros tenía uno de estos barriles de cabritas y se estaba echando puñados, PUÑADOS de cabritas a la boca. O sea, son realmente TAN ricas que tienen que meterse puñados enteros a al boca? En fin…
Pero lo realmente extraño sucedió cuando comenzaron a proyectar los comerciales, y estaban dando este comercial, no se si lo han visto (no? Gracias.), sobre que descargar películas o música desde Internet era ilegal y todo el tema?, y lo ejemplificaban diciendo…
“No robarías una cartera”, “no robarías un auto”. Y yo pensaba, quizá SI robaría un auto. Si fuera tan fácil como “pinchar el auto”, y que dos minutos después el auto fuera mío. O robaría un auto si la persona a la que le robé el auto… todavía tuviera el auto.
Hasta que finalmente empezó la película y como media hora después de que comenzara, esta mina con la que había ido al cine se me acerca al oído y me susurra. “Hey, que te parece si me pongo cariñosa contigo ahora?”. Yo, de verdad, me sentí profundamente ofendido. A mi no me criaron así. Osea, Que Tipo de mujer, en una primera cita, cree que esta bien HABLAR durante una película.
Gracias Totales, Buenas noches.
Iba entrando al cine con una amiga. En realidad no era mi amiga, era una conocida a la que le tenía ganas y bueno, salimos juntos.
Dejenme empezar de nuevo.
Iba entrando al cine con una conocida, pensando en que película ver, cuando no pude evitar escuchar a un tipo, parado frente al stand de comida del cine, acosando al pobre adolescente trabajador que lo único que quiere es juntar dinero para su Nintendo Wii.
En fin, este tipo decía algo así: “Hola, si. Quiero tres paquetes de dulces, una bandeja de nachos, dos chocolates grandes, y un paquete de cabritas grande, ese es el mas grande que tienes? Si?, No tienes un barril o algo? No? Ya, dame dos entonces. Si, eso sería todo. Ah! Y una coca Light.”
Bueno, ese no es el tema. La cosa es que compré mi entrada, me senté en la butaca correspondiente y el tipo que se sentó en la butaca delante de nosotros tenía uno de estos barriles de cabritas y se estaba echando puñados, PUÑADOS de cabritas a la boca. O sea, son realmente TAN ricas que tienen que meterse puñados enteros a al boca? En fin…
Pero lo realmente extraño sucedió cuando comenzaron a proyectar los comerciales, y estaban dando este comercial, no se si lo han visto (no? Gracias.), sobre que descargar películas o música desde Internet era ilegal y todo el tema?, y lo ejemplificaban diciendo…
“No robarías una cartera”, “no robarías un auto”. Y yo pensaba, quizá SI robaría un auto. Si fuera tan fácil como “pinchar el auto”, y que dos minutos después el auto fuera mío. O robaría un auto si la persona a la que le robé el auto… todavía tuviera el auto.
Hasta que finalmente empezó la película y como media hora después de que comenzara, esta mina con la que había ido al cine se me acerca al oído y me susurra. “Hey, que te parece si me pongo cariñosa contigo ahora?”. Yo, de verdad, me sentí profundamente ofendido. A mi no me criaron así. Osea, Que Tipo de mujer, en una primera cita, cree que esta bien HABLAR durante una película.
Gracias Totales, Buenas noches.
18 de febrero de 2008
pequeño cuento de hadas
Había una vez una princesa que vivía en su castillo, cerca de una estación de transferencia eléctrica. Se rumorea que las torres de alta tensión producen problema a la salud, pero la princesa era sana. Y linda.
Un día, mientras la princesa paseaba a caballo por las praderas de su reino, un pobre mendigo le acercó a su séquito y, arrodillándose humildemente frente a ella, extendió sus manos y ofreció a la princesa lo que éstas sostenían.
- Tomad, o bella princesa. Os ofrezco la única manzana que este árbol ha dado. No es mucho, lo sé. Pero su sabor solo puede compararse a vuestra belleza. Sed vos entonces, dulce señora, quien pruebe bocado de este fruto.
Los guardias rieron, e insultando al campesino, le obligaron a irse.
- Y quien os creéis, campesino, para ofrecer regalos a la princesa? Tus sucias manos son incapaces de cosechar de la tierra algo más que tierra misma. Idos ahora y no volved a molestar a la princesa.
Sin embargo la princesa, misteriosamente encanta por la verborrea incontenible del campesino, detuvo a los guardias antes de que comenzaran a golpear al campesino y acepto gustosa el regalo que éste le ofrecía.
- Gracias, buen campesino, por el regalo que me habéis dado. Si esta manzana es tan buena como dices, justo es entonces que la coma.
- Es mas que eso, noble princesa. Hay algo dentro de esa manzana solo para vos.
La princesa agradeció nuevamente al campesino y marchó de regreso a su castillo, donde llegó cerca del atardecer, aún con la manzana entre sus manos. Al mirarla, pudo ver que el fruto parecía palpitar, y cada cierto tiempo, una luz dorada parecía emanar de su superficie. La princesa la miró sorprendida y al acercar sus oídos, notó los latidos del corazón del campesino.
Inmediatamente la princesa mandó a llamar al campesino para que le diera explicaciones, pero su celular estaba apagado y no aparecía en Messenger. Largo tiempo pasó y la princesa decidió partir en su busca. Lo encontró en el mismo lugar donde se había separado meses antes, esperando a que llegara.
- Sabía que vendrías, princesa. Os he estado esperando.
- Como supisteis que vendría?
- Tenéis mi corazón, bella. Fue así como lo supe.
- Tu corazón? Eso es lo que había dentro de la manzana? Eso que palpitaba?
- Eso, Natalia, es lo que me mantenía vivo. Saber que estás cerca de mi corazón. Dime ahora, por favor, estoy yo cerca del tuyo?
La princesa miró su reloj, nerviosa. Pensó en mentir para evitarse problemas de vuelta en el castillo, pero decidió decir la verdad.
- Siempre ha estado, mi vida. Pues hace años vine yo, y planté una semilla de manzano en estas tierras, y en esa semilla iba mi corazón. Y ahora nuestros corazones están juntos. Y así deberán mantenerse.
Un día, mientras la princesa paseaba a caballo por las praderas de su reino, un pobre mendigo le acercó a su séquito y, arrodillándose humildemente frente a ella, extendió sus manos y ofreció a la princesa lo que éstas sostenían.
- Tomad, o bella princesa. Os ofrezco la única manzana que este árbol ha dado. No es mucho, lo sé. Pero su sabor solo puede compararse a vuestra belleza. Sed vos entonces, dulce señora, quien pruebe bocado de este fruto.
Los guardias rieron, e insultando al campesino, le obligaron a irse.
- Y quien os creéis, campesino, para ofrecer regalos a la princesa? Tus sucias manos son incapaces de cosechar de la tierra algo más que tierra misma. Idos ahora y no volved a molestar a la princesa.
Sin embargo la princesa, misteriosamente encanta por la verborrea incontenible del campesino, detuvo a los guardias antes de que comenzaran a golpear al campesino y acepto gustosa el regalo que éste le ofrecía.
- Gracias, buen campesino, por el regalo que me habéis dado. Si esta manzana es tan buena como dices, justo es entonces que la coma.
- Es mas que eso, noble princesa. Hay algo dentro de esa manzana solo para vos.
La princesa agradeció nuevamente al campesino y marchó de regreso a su castillo, donde llegó cerca del atardecer, aún con la manzana entre sus manos. Al mirarla, pudo ver que el fruto parecía palpitar, y cada cierto tiempo, una luz dorada parecía emanar de su superficie. La princesa la miró sorprendida y al acercar sus oídos, notó los latidos del corazón del campesino.
Inmediatamente la princesa mandó a llamar al campesino para que le diera explicaciones, pero su celular estaba apagado y no aparecía en Messenger. Largo tiempo pasó y la princesa decidió partir en su busca. Lo encontró en el mismo lugar donde se había separado meses antes, esperando a que llegara.
- Sabía que vendrías, princesa. Os he estado esperando.
- Como supisteis que vendría?
- Tenéis mi corazón, bella. Fue así como lo supe.
- Tu corazón? Eso es lo que había dentro de la manzana? Eso que palpitaba?
- Eso, Natalia, es lo que me mantenía vivo. Saber que estás cerca de mi corazón. Dime ahora, por favor, estoy yo cerca del tuyo?
La princesa miró su reloj, nerviosa. Pensó en mentir para evitarse problemas de vuelta en el castillo, pero decidió decir la verdad.
- Siempre ha estado, mi vida. Pues hace años vine yo, y planté una semilla de manzano en estas tierras, y en esa semilla iba mi corazón. Y ahora nuestros corazones están juntos. Y así deberán mantenerse.
reinauguración
Damas y caballeros, sed Bienvenidos a la reinauguración del blog mas abandonado del mundo..
manténgase en sintonía para mas noticias...
manténgase en sintonía para mas noticias...
11 de febrero de 2008
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