18 de febrero de 2008

pequeño cuento de hadas

Había una vez una princesa que vivía en su castillo, cerca de una estación de transferencia eléctrica. Se rumorea que las torres de alta tensión producen problema a la salud, pero la princesa era sana. Y linda.


Un día, mientras la princesa paseaba a caballo por las praderas de su reino, un pobre mendigo le acercó a su séquito y, arrodillándose humildemente frente a ella, extendió sus manos y ofreció a la princesa lo que éstas sostenían.

- Tomad, o bella princesa. Os ofrezco la única manzana que este árbol ha dado. No es mucho, lo sé. Pero su sabor solo puede compararse a vuestra belleza. Sed vos entonces, dulce señora, quien pruebe bocado de este fruto.

Los guardias rieron, e insultando al campesino, le obligaron a irse.

- Y quien os creéis, campesino, para ofrecer regalos a la princesa? Tus sucias manos son incapaces de cosechar de la tierra algo más que tierra misma. Idos ahora y no volved a molestar a la princesa.

Sin embargo la princesa, misteriosamente encanta por la verborrea incontenible del campesino, detuvo a los guardias antes de que comenzaran a golpear al campesino y acepto gustosa el regalo que éste le ofrecía.

- Gracias, buen campesino, por el regalo que me habéis dado. Si esta manzana es tan buena como dices, justo es entonces que la coma.
- Es mas que eso, noble princesa. Hay algo dentro de esa manzana solo para vos.

La princesa agradeció nuevamente al campesino y marchó de regreso a su castillo, donde llegó cerca del atardecer, aún con la manzana entre sus manos. Al mirarla, pudo ver que el fruto parecía palpitar, y cada cierto tiempo, una luz dorada parecía emanar de su superficie. La princesa la miró sorprendida y al acercar sus oídos, notó los latidos del corazón del campesino.

Inmediatamente la princesa mandó a llamar al campesino para que le diera explicaciones, pero su celular estaba apagado y no aparecía en Messenger. Largo tiempo pasó y la princesa decidió partir en su busca. Lo encontró en el mismo lugar donde se había separado meses antes, esperando a que llegara.

- Sabía que vendrías, princesa. Os he estado esperando.
- Como supisteis que vendría?
- Tenéis mi corazón, bella. Fue así como lo supe.
- Tu corazón? Eso es lo que había dentro de la manzana? Eso que palpitaba?
- Eso, Natalia, es lo que me mantenía vivo. Saber que estás cerca de mi corazón. Dime ahora, por favor, estoy yo cerca del tuyo?

La princesa miró su reloj, nerviosa. Pensó en mentir para evitarse problemas de vuelta en el castillo, pero decidió decir la verdad.

- Siempre ha estado, mi vida. Pues hace años vine yo, y planté una semilla de manzano en estas tierras, y en esa semilla iba mi corazón. Y ahora nuestros corazones están juntos. Y así deberán mantenerse.

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