27 de febrero de 2008

mujeres. Cap.3

El hambre me despierta a mitad de la noche. Voy a la cocina y lo único que queda es un trozo de pizza fria en el refrigerador. La caliento en el microondas y, mientras espero, mi celular comienza a sonar. Eres tú. Contesto con esa mezcla de ansiedad y nerviosismo típica del enamoramiento. Oigo tu dulce voz. Me pregunas como estoy, si estaba durmiendo, lo típico. Después de una larga conversación me das a conocer el verdadero origen de tu llamada.


- Tengo algo que decirte.
- Que pasa Ursula?
- Te acuerdas que mencioné a un tal Chico ayer cuando ví las noticias?
- Si, que pasa con él?
- Bueno, él era mi novio…. Antes… Antes de darme cuenta que era lesbiana. Terminé con él cuando supe que estaba metido en el tráfico de drogas y, pues ahora lo pillaron y me involucró a mi también.
- Que?! Pero cómo?
- Ese paquete que te entregué ayer, un kilo de cocaína pura.
- Y a ti no se te ocurre nada mejor que pasarmelo a mí?
- Eres todo lo que tengo mi amor, no puedo confiar en nadie más.
- Mejor llamo a los pacos
- No!, por favor, no lo hagas. Mira, trae el paquete donde te lo pedí. Por favor.
- Y si me pillan?
- No va a pasar, confía en mí.
- Más te vale.

Cuelgo el teléfono y me dirijo a mi pieza, saco la cocaína de su escondite debajo de mi cama y la guardo en mi mochila, se siente extraño. Llevar tanta droga junta me hace sentir poderosa, podría ganar mucho dinero vendiéndola. Pero no, no puedo traicionarte así. Vuelve a sonar mi teléfono. Me pides que nos juntemos donde nos conocimos en un par de horas. Ahí estaré.

La galería de la Blondie, 4:30 de la mañana. Dijiste que estarías aquí a las 4, aún no llegas. Un auto se detiene frente a mi, dos personas se bajan, se identifican como detectives. Cagué, pienso para mi misma. Me empiezan a hacer preguntas, describen a una mujer, eres tú. Miento al decir que no conozco a nadie con esa descripción, pero la droga en mi espalda y los nervios de encontrarme en esa situación me obligan a hacerlo. Los detectives se acercan a mí. Uno de ellos me toma por la muñeca y me dice que tengo que acompañarlos.

Ya me imaginaba la cara de mi familia, de mis amigos cuando vieran las noticias. Fernanda Olivares es detenida con un kilogramo de clorhidrato de cocaína. Es sentenciada a 20 años en prisión. Instintivamente miro hacia otrolado y es entonces cuando veo el mismo auto en el que te fuiste ayer. Avanzando por la vereda en dirección a nosotros. Los detectives tabién lo ven y comienzan a dispararle, sin la presición y velocidad necesarias. Son embestidos por el auto, éste se detiene. La puerta del copiloto se abre y desde el interior escucho una voz masculina que dice.

- Entra.
- Vamos mi amor, todo está bien – Reconozco tu voz desde el asiento trasero.
- No, mejor me voy a mi casa
- ENTRA! – Insiste la voz masculina, el cañon de un revólver brilla en la sombra del auto.
- Fernanda, hazle caso!

Me siento donde me indicaron y antes de que pueda cerrar la puerta ya estamos acelerando para irnos de ahí. La pistola sigue apuntandome.

- Lo trajiste? – Me interroga el conductor.
- Que cosa?
- No te hagay la weona. SI o NO?
- Si, si lo traje.
- Pásaselo a la Ursula.

Te entrego el paquete tal como me lo encargaste y me resigno a lo que el destino quiera para mí.

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