27 de febrero de 2008

mujeres. Cap.4

Llegamos a un galpón en algún lugar del sur de Santiago. El conductor me baja a punta de pistola y me pides que mantenga la calma, como si fuera fácil hacerlo con un revólver apuntando a mi cabeza. Una vez estamos lejos del auto, el conductor se sube en él nuevamente y se va del lugar. Me pides que camine tranquilamente hacia la entrada del galpón. El sol ya se asoma entre las montañas cuando al atravezar la puerta, tres hombres armados nos apuntan con ametralladoras. Una voz grave desde el fondo del galpón me hace temblar por dentro. Tenía un fuerte acento inglés



- Tanto te cuesta seguir unas simples instrucciones Ursula?
- Y terminar como el chico? No gracias
- Por tu culpa Cesar está preso, Ursula, POR TU CULPA!!!!!
- Bueno y que quieres que haga? Era él o todos nosotros

Hasta el momento no logro entender nada, y te lo hago saber. Me dices que mantenga silencio y que todo va a estar bien. Que confíe en ti.

- Y?, La tienes? – Dice el mientras sale de las sombras. Era un hombre rubio, alrededor de 30 años, piel clara y facciones delicadas. Su belleza contrastaba con su fuerte voz.
- Que crees Peter? Aquí está. – Le entregas el paquete con droga. El hombre la examina. Saca una especie de termómetro del bolsillo de su traje y lo sumerge en la cocaína.
- Esta no es mi mercancía!!! – grita furioso mientras arroja el paquete al suelo - Donde está mi mercancía!!!

Un golpe en la nuca es lo último que recuerdo antes de perder el conocimiento.

Estoy amarrada, sentada en una silla, tu estás al lado. Los mismos tipos del galpón están frente a nosotros. El semblante de Peter se ve oscuro, pese a recibir la luz del sol de lleno a travez de la única ventana de la habitación. El hedor es insoportable.

- Voy a preguntarlo amablemente por última vez. Donde está mi mercancía?
- La botaste en el galpón, no te acuerdas?
- Ursula?! – La situación ya esta fuera de control para mí y, para variar, no tengo idea de lo que está pasando
- Y tú quien eres? – Todos los pelos de mi cuerpo se erizan al descubrir que se dirigía a mí.
- Yo? Yo…. La verdad es que no debería estar aquí, es una equivocación.
- Déjame preguntártelo a ti también, Dónde está mi mercancía?
- No sé de que habla! No tengo idea que mercancía.
- Déjala tranquila. Ella no sabe nada – Por fin sales en mi defensa. Peter se acerca a ti nuevamente y toma tu cabeza entre sus manos
- Osea que tú SI sabes algo, no Ursula?
- Sólo sé que ustedes están todos muertos, gringos de mierda.

Es increíble como unas pocas palabras pueden desatar el infierno. En un abrir y cerrar de ojos, la sala se llena de balas. Todos nuestros captores yacen ahora en el piso, muertos. Ursula, de alguna manera te liberas de tus ataduras. Mientras me liberas, un hombre moreno y con largas trensas rastas te entrega un arma. Me la entregas y me besas suavemente, como pidiéndome perdón. Me miras con esos ojos de niña que tienes y te pones a hablar con los recién llegados en un idioma que despues de algo de esfuerzo identifico como inglés jamaicano.
Ya todo está tranquilo. Sin darme cuenta me metí en una “mexicana”. Mientras los jamaicanos revisan el lugar, me llevas hasta una pequeña oficina. Descuelgas un cuadro de Warhol que había en la pared maldiciendo el pésimo gusto de los gringos maricones. Detrás del cuadro había una caja fuerte. Escribes el código en el panel y ésta se abre. Sacas de ella un maletín y me lo entregas.

- Con esto pagamos nuestras vacaciones amor. – Me dices son los ojos brillantes de emoción
- Que vacaciones?
- Las que nos vamos a tomar ahora amor. Bienvenida al mundo del narcotráfico.
La verdad es que después de lo que había vivido, un poco de dinero no me parece nada de mal.

No hay comentarios.: