28 de febrero de 2008

mujeres. Cap.5

El mismo auto negro que me recogió en la Blondie nos lleva a hora a tu departamento. Claudio, el chofer, se disculpa conmigo argumentando que en este negocio hay que tomar precauciones, uno nunca sabe cuando puedes encontrarte con un policía encubierto.



- Y donde vamos amor? – Me dices mientras nos vamos a tu departamento.
- No sé, ahí vemos. Cuanto dinero hay?
- Lo suficiente
- Lo suficiente para que?
- Para lo que queramos! –dijiste antes de estallar en una carcajada.


Pasamos el tiempo de viaje conversando sobre nuestros posibles destinos turísticos. Aunque en mi interior ya se formaba una idea algo macabra. Llegamos a República, nos bajamos del auto y nos encaminamos hacia el edificio donde vives. Todo está tranquilo. Nada parece presagiar lo que estamos a punto de encontrar.

Llegamos al sexto piso. Salimos del ascensor. Introduces la llave en la cerradura y al abrir…
El departamento parecía haber sido asaltado. Todo estaba fuera de lugar. La loza de la cocina yacía rota en el piso. La televisión encendida, cubierta por el mantel de la mesa. En tu habitacíon los cajones de los muebles abiertos y con su contenido volcado sobre la cama. Alguien buscaba algo, pero no lo encontró. Provablemente Peter mandó a registrar tu departamento pensando que la cocaína estaba aquí. O peor, César habló y ahora te bustan a ti también. Por el momento no lo sabemos. Lo más prudente es irnos a mi casa, nadie nos hará preguntas ahí. Llamas a Carlos que aún esperaba con el auto encendido en caso de emergencias. Nos subimos en él y nos vamos a mi casa.

Ya es casi de noche cuando llegamos. Mis amigos estaban viendo televisión, otros en la cocina conversando y Claudia, fumando un cigarro en la puerta. Ella es la primera que nos ve llegar. Se levanta, corre habia mí mientras me bajo del auto. Yo solo sonrío al verla tan efusiva, tan distinta a como es ella usualmente. Llega a mi lado, me abraza.

- Pensamos que te había pasado algo, cuando despertamos ya no estabas – Ya había olvidado cuanto tiempo llevaba afuera. – Y ella? – Dice Claudia con mala cara cuando te ve. Aún no entiendo la razón de tanta antipatía.
- Viene a quedarse conmigo. Es mi pareja y creo que está en todo el derecho de vivir aquí. Tanto como yo.
- Claro. Y nosotros que somos tus amigos no importamos cierto? Nosotros que hemos vivido juntos por casi tres años damos lo mismo.

Claudia se da vuelta y entra en la casa, pegando un portaso. No supe más de ella hasta despues de la cena. No salió de su pieza. Sólo se la oía llorar.

Mientras cenábamos, mis amigos decidieron romper el hielo y tratar de integrarte un poco más al grupo.

- Así que vas a vivir con nosotros, Ursula? – Te pregunta Hernán, mientras te increpa con el tenedor.
- Si, pero solo por un tiempo. Apenas reunamos el dinero para irnos solas, nos iremos de aquí.
- Pero tú no tenías un departamento en República? – Marcelo también entra en la discusión
- Si, pero sólo estaba arrendando y, como persdí mi trabajo. Fernanda me ofreció venir a vivir con ustedes, espero que no les molesdte, de verdad.
- Osea que ustedes ya son definitivamente pareja? – arremete diego, en lo que parece mas un interrogatorio que una conversación de sobremesa.

Decido romper la tensión del momento levantandome de la mesa y excusandome con los presentes, te pido que me acompañes. Nos vamos juntos a mi habitación, la que será nuestra habitación hasta que las cosas se calmen. El maletín queda en el piso. Nuestras ropas también. Me besas suavemente mientras mis manos recorren todos los pliegues de tu cuerpo. Poco a poco la noche y la lujuria nos van devorando hasta que ya no somos nosotras mismas.

No hay comentarios.: