29 de febrero de 2008

mujeres. Cap.7

En ese momento, mi celular suena. Es Claudia. Me dice que algo ha pasado y que necesita hablar urgente conmigo. Me despido de Carlos y del viejo, el que se identifica como Sanka mientras me abraza. Te beso tiernamente como muchas otras veces y luego te pregunto a que hora llegas. No sabes, me respondes. Pero que me llamarás si algo pasa.



Llego al café donde Claudia me pidió que la encontrara, ahí está ella. Se ve nerviosa. Me siento frente a mi amiga y el camarero me pregunta si deseo algo. Una tasa de té verde y una tartaleta de nuez son suficientes. Claudia no quiere nada. Comienzo a sospechar de qué se trata, tomando en cuenta su comportamiento en la mañana. Pero sólo despues me doy cuenta de lo equivocada que estaba.

- Feña – Dice, con ese diminutivo que usa siempre que necesita ayuda o consejo, mirando su café a medio tomar – Hay algo que necesito desahogar
- Que pasa? Cuentame. Para eso estan las amigas.
- Estoy embarazada.

Después de 3 tazas de te verde y un par de cigarros, por fin puedo procesar lo que Claudia me dice.

- Pero, de Quién?
- De Hernán
- Hernán?! Pero si él está pololeando!
- Si sé, pero, me gustaba, nos curamos un dia y pasó.
- Y él sabe?
- No
- Bueno amiga, no hay mucho que hacer, hay que decirle y…
- Si hay algo que hacer – Me interrumpes.
- Qué?
- Voy a abortar.

Mi celular suena nuevamente. Eres tú, me dices que no llegas hoy, que vas a acompañar a Sanka a finiquitar un negocio y a tomar posesión de la mercancía de nuestro difunto amigo Peter. Te digo que te amo por millonésima vez en el dia y cuando corto, Claudia está llorando.

- Acompañame Feña, por favor. No quiero hacer esto sola.
- Pero dónde vamos a ir? Conoces algún doctor que lo haga?
- Si, una compañera de Universidad una vez se hizo uno. Aunque no es barato.
- Vamos a la casa, allá hablamos bien.

Pagamos la cuenta y paramos al primer taxi que vemos pasar. Llegamos a la casa. Claudia me sigue tímidamente hasta que llegamos a nuestra habitación. Entro y saco el maletín con el dinero de debajo de la cama y mientras nos sentamos te pregunto.

- Ok, cuanto dinero necesitas.
- Pero de donde vas a sacar plata tú?
- Cuanto.
- Un millón de Pesos.

Saco los billetes y los cuento. Cien, doscientos, trescientos, mil, dos mil dólares. Se los entrego a Claudia y le digo que todo va a estar bien. Que es su elección. Ella me abraza y en sollozos me dice:

- Muchas gracias amiga. Te amo
- Para eso estamos Clau, no te preocupes.
- Te amo Feña
- Yo también te amo Claudia.

Claudia levanta su cara de mi hombro y me mira fijamente, cierra sus ojos y comienza a acercar sus labios a los mios.

- Claudia! Que te pasa?
- No sé, no sé que siento. Quizás es esta cosa que llevo dentro de mí. Pero desde que Fuimos a la Blondie y te vi besando a Ursula, empecé a desear ser yo a quien besas.
- Clau. Te parece que hablemos esto después? Por ahora vamos al doctor.

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